domingo, 31 de mayo de 2009

Amores...inescrutables

Arañazos infestados de olvido
Despellejada la piel para borrarte
Abiertos los intersticios
que ahuyentaban hasta las ansias
Y no pude alejarte
Me dejaste sin huecos
sin vacíos que recorrer
apenas sin miasmas
que ir desmigajando
Y no supe arrojarte
Volviste casi sin saber
Por preguntar
Y no respondí
Me dí….
los caminos del amor son inescrutables
Fita

miércoles, 27 de mayo de 2009

PARA CUANDO?

Para cuándo mirareis
con los ojos de los poros de la piel?

Para cuándo hablar
con la boca del estómago?

Para cuándo gritar
con los pulmones cancerígenos
de tumores de poder?

Para cuándo?

Para cuándo sea tarde?

anatxu

AMOR ???????

por fin estoy dentro¡¡¡¡

Aquí os dejo un texto del amor......




AMOR....A M O R ........M A R O....... O............M............R...............A..................


Yo que imploro en las noches
roncas
después de una última copa
que debes rasgarme la piel
a ver si me encuentras
escondida en el tuétano
de algún hueso que aún sea invisible.
Yo que luego debo buscarte
con mis dos manos
acariciándo las víscera
que tú mismo después arrojas.
Yo que cuento con aire sutil
palabras quemadas
con la puesta de un sol
y te regalo un corazón
lleno de agujeros.
Yo que de tantas estaciones
pienso que nada es como soñé.
Yo que te miro de frente......
te miro.
Te miro
y te digo.........
Dame un minuto o dos
para alojarte en mi vida
y una vida entera
para invitarte a morir.
Ya tu nombre me parece intangible

lunes, 25 de mayo de 2009

Amores... entre vecinos

BREVE HISTORIA DEL DÍA EN QUE MI VECINO EL CHORLI PROPUSO EN UNA REUNIÓN DE LA COMUNIDAD, UNA DERRAMA PARA LA INSTALACIÓN EN EL PORTAL DE UN MACETERO CON MOTIVOS EN RELIEVE ALUSIVOS AL F.C. BARCELONA Y CON FLORES DE PLÁSTICO.

- ¡Discrepo!

- ¿Cómo? ¿Qué me has llamado? ¡Discrepo lo serás tú, cabrón!

Fin

viernes, 22 de mayo de 2009

AMORES… TURBIOS

Tenía sensaciones de culpabilidad. Culpable porque toda su vida había rastreado por las cloacas urbanas, mendigando un poco de cariño sin apenas éxito.

En su adolescencia, frecuentaba los cines de sesión continua y se sentaba cerca de las jóvenes (o no tan jóvenes) que acudían solas, en la esperanza de que un roce aparentemente casual diera paso a mayores intimidades. Nunca obtuvo fruto alguno, aunque en una ocasión otra joven de aproximadamente su edad, probablemente atenazada por el miedo a un escándalo, le permitió ascender con su mano mucho más allá de lo que él se habría imaginado posible, pero por lo general todo terminaba siempre con una vergonzante retirada, antes de que la irritada sufridora de sus “caricias” formase un lío y requiriese los servicios de los acomodadores. En cualquier caso aquella única ocasión exitosa, le sirvió para fantasear en solitario sobre las relaciones que no alcanzaba a tener en compañía

Con el tiempo, cuando su nivel económico se hizo autosuficiente, empezó a frecuentar prostíbulos, clubs nocturnos y cualquier tipo de local en el que se ofreciera amor temporal, aunque fuera a costa de un pago. Pero tampoco ese tipo de relación colmaba sus ansias de afecto, y a medida que fue desarrollando su personalidad, se le hizo más latente la sensación de que necesitaba otra cosa y fue dilatando ese tipo de visitas hasta casi eliminarlas.

De repente el país comenzó a cambiar. La libertad vibraba en las calles, los quioscos de prensa rebosaban portadas de desnudos que eran inimaginables hasta entonces, los programas de televisión abordaban temas tabúes que nunca se habían permitido antes, la prensa incluía diversas páginas con anuncios eróticos que atraían la atención de personajes como él.

Dado que su voluntad no se caracterizaba por su firmeza, se dejó atraer inevitablemente, y así conoció algunos rincones inexplorados por él, de todo lo relativo al sexo, pero, lógicamente llegó pronto al hartazgo pues no dejaba de parecerle una variante de la prostitución que ya había rechazado de plano.

Ya empezaba a considerarse un triste solterón, cuando una noche, sin proponérselo y de forma totalmente casual conoció a la que definitivamente estaba llamada a ser la mujer de su vida. Ella le proporcionó amor y sexo en las dosis adecuadas, le hizo sentirse otro hombre, le ordenó la vida y aprendió con ella a disfrutar de los placeres de una pareja, sin tener que recurrir a extraños juegos.

Eso debería haber sido suficiente para colmar sus más exigentes expectativas, pero, sin embargo el sentimiento de culpabilidad no acabó de dejarle. Conocía la razón, pensaba que era una trivialidad, pero, lamentablemente, se le escurría por sus neuronas diariamente, y le impedía considerarse una persona normal. El motivo era la profesión de su amada, a la que ella nunca quiso renunciar, ya que le proporcionaba unos muy dignos ingresos. Era limpiadora de las alcantarillas de la ciudad. A él le hacía pensar que su relación consistía en limpiar otro detritus urbano, simplemente

jueves, 21 de mayo de 2009

Amores.... enjaulados

Soñé que era un pequeño pájaro, de fino cantar y colores sutiles, agradables a la vista. Y en este sueño, mi hogar era una imponente jaula, bañada en oro y rematada en rubíes; hermosos trapecios colgaban en lo más alto, sus suaves balanceos me alegraban el dormir. Y justo enfrente, un gran ventanal, desde donde cada mañana me saludaba el amanecer, y por donde cada noche me visitaban las estrellas.

Mi dueño, un gentil caballero, me colmaba de goces. Las más deliciosas semillas no faltaban en mi pesebre, y el agua, siempre fresca y transparente. No pasaba un solo día sin que limpiase mis rincones, y la jaula en todo momento lucía esplendorosa.

Nada podía haber que enturbiase mi suerte.

Pero un día cualquiera mi amo se despistó, la puerta dejó entreabierta y el aire, mi libertad me anunció.

Y volé.

Al despertar, abrí la jaula a mi canario. Me miró, y continuó con su trinar.



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Yo tenía un pequeño canario, de grácil movimiento y fino cantar, amarillo como el sol y alegre como las olas. Lo quería con locura, nada había que le faltase. Su jaula era la más limpia, brillaba hasta con la luna. Le ofrecía siempre los más ricos manjares, y jamás permitía que su agua se enturbiase. Él me lo agradecía con un trino sublime, embriagando mis oídos al despertar y en cualquier hora.

Era feliz y me hacía feliz, ¿qué más se puede pedir?

Pero hace unos días todo cambió; mi confianza me llevó al despiste y la portezuela de la jaula olvidé de cerrar...

Y voló.

Me puso tan triste, que incluso le deseé lo peor.


Podéis decirme cual os gusta más, si es que os gusta alguno.


Amores…nítidos

Deseo tu deseo
que me busca
y que me embosca

Deseo tu deseo
de ahora,
de mientras,
de después

Deseo tu deseo
que al llegarme
me respira
y me aspira el
Deseo deseándote
Amores…escupidos

De vuelta
de lo que no se mantuvo
Regresando al olvido
Dejando hueco a un vacío
de besos que hielan
de ternuras que no abrigan

en un tren
que no lleva,
en un tren
allí escupida
te perdí
me dejé


Fita

martes, 19 de mayo de 2009

Mario Benedetti






El pasado domingo, 17 de mayo, Mario Benedetti fallece en su casa de Montevideo, a los 88 años de edad. No recuerdo desde que edad me tiene enamorada... de eso hace ya muchas vidas. Desperté a su poesía a través de una voz femenina; entonces, muchas tardes y noches, los amigos nos reuníamos para leernos poemas y descubrirnos los versos que nos hacían vibrar y nos catapultaban al infinito para no sucumbir en el intento de vivir. Desde aquellas otras vidas he seguido su trayectoria y siempre me ha parecido una persona comprometida con ellas, con las VIDAS; en su obra y en sus actos late la llama de la defensa de la igualdad y los derechos humanos. Benedetti ha sido y es un poeta cuyo mayor premio ha sido entrar en la educación sentimental de la lengua y la gente; su poesía es consustancial a la vida, tejida con la urdimbre sencilla y compleja de los sentimientos, los deseos, los afectos... Hace años tuve la oportunidad de hablar con él y estremecerme escuhando como su generosa y humilde voz desgranaba los versos de algunos de sus poemas...todavía me estremezco al recordarlo. Un poema que me impacta desde siempre es el de: hombre preso que mira a su hijo, lo dejo en está página para que vosotros también disfrutéis de él.
.
.

HOMBRE PRESO QUE MIRA A SU HIJO

Cuando era como vos me enseñaron los viejos
y también las maestras bondadosas y miopes
que libertad o muerte era una redundancia
a quien se le ocurriría en un país
donde los presidentes andaban sin capangas.
Que la patria o la tumba era otro pleonasmo
ya que la patria funcionaba bien
en las canchas y en los pastoreos.
Realmente no sabian un corno
pobrecitos creían que libertad
era tan solo una palabra aguda
que muerte era tan solo grave o llana
y cárceles por suerte una palabra esdrújula.
Olvidaban poner el acento en el hombre.
La culpa no era exactamente de ellos
sino de otros mas duros y siniestros
y estos si
como nos ensartaron
en la limpia república verbal
como idealizaron
la vidurria de vacas y estancieros
y como nos vendieron un ejército
que tomaba su mate en los cuarteles.
Uno no siempre hace lo que quiere
uno no siempre puede
por eso estoy aqui
mirándote y echándote
de menos.
Por eso es que no puedo despeinarte el jopo
ni ayudarte con la tabla del nueve
ni acribillarte a pelotazos.
Vos ya sabes que tuve que elegir otros juegos
y que los juegue en serio.
Y jugue por ejemplo a los ladrones
y los ladrones eran policías.
Y jugue por ejemplo a la escondida
y si te descubrian te mataban
y jugue a la mancha
y era de sangre.
Botija aunque tengas pocos años
creo que hay que decirte la verdad
para que no la olvides.
Por eso no te oculto que me dieron picana
que casi me revientan los riñones
todas estas llagas hinchazones y heridas
que tus ojos redondos
miran hipnotizados
son durisimos golpes
son botas en la cara
demasiado dolor para que te lo oculte
demasiado suplicio para que se me borre.
Pero también es bueno que conozcas
que tu viejo callo
o puteo como un loco
que es una linda forma de callar.
Que tu viejo olvidó todos los números
(por eso no podría ayudarte en las tablas)
y por lo tanto todos los teléfonos.
Y las calles y el color de los ojos
y los cabellos y las cicatrices
y en que esquina
en que bar
que parada
que casa.
Y acordarse de vos
de tu carita
lo ayudaba a callar.
Una cosa es morirse de dolor
y otra cosa es morirse de verguenza.
Por eso ahora
me podes preguntar
y sobre todo
puedo yo responder.
Uno no siempre hace lo que quiere
pero tiene el derecho de no hacer
lo que no quiere.
Llora nomas botija
son macanas
que los hombres no lloran
aqui lloramos todos.
Gritamos berreamos moqueamos chillamos
maldecimos
porque es mejor llorar que traicionar
porque es mejor llorar que traicionarse.
Llora
pero no olvides.
.
Mario Benedetti
.
.
Berta

lunes, 18 de mayo de 2009

Un nuevo amor

Al ver que no os importó añadirme a la lectura amorosa , y viendo que mi texto no me acaba de convencer para la ocasión, he intentado hacer otro más acorde, a ver qué os parece; lo hablamos el miér.
Ra

viernes, 8 de mayo de 2009

Amores... propios


Al fin llegó la hora; no podíamos acabar de otro modo, ya lo sabes. Has sido toda mi vida hasta ahora, todo lo que siempre había deseado. Pero un amor tan apasionado siempre tiene fecha de caducidad y el nuestro no iba a ser una excepción. Sé que me lo has dado todo... pero debes reconocer que también me has negado mucho. A tu lado, en todo momento he sido un esclavo, prisionero de tu egoísmo, encadenado a tus ansias de poder y de gloria infinitas; una marioneta enmascarada tras tu sombra, siempre orgullosa, y a menudo vacilante.

Mientras me mantuve... perdón, me mantuviste ciego, todo fue de color de rosa, un idílico arcoiris desenfrenado de pasión, sexo, rabia y locura sin límite ni control. En definitiva, me colmaste de placeres mundanos con el fin de mantener esa venda de ilusiones sobre mis ojos.

Sé que no te encontrabas muy a gusto cuando me perdía entre aquellos libros... sí, aquellos que hablaban de desapegos, felicidad y sufrimientos. Tú ya eres feliz, me repetías con insistencia, no necesitas perder el tiempo hundido en semejante literatura, eso son cosas de gente desequilibrada emocionalmente y poco seguras de sí mismas... pero tú, que lo tienes todo en la vida, olvida todas esas tonterías filosóficas sin sentido y vayámonos al cine, a ver una buena película de acción, de aquellas que gustabas ver antes, ¿te acuerdas? Lo que disfrutábamos juntos....

Esas eran tus palabras; ¡cuántos sermones así he tenido que aguantar en estos últimos tiempos! Me lo has puesto bien difícil. Y cuando comencé con la meditación fue la gota que colmó el vaso; creo que fue entonces cuando te diste cuenta de que algo andaba mal, de que ya no era el mismo de todos los días, tu fiel compañero y amante. Por Dios cuánto luchaste por mantenerme a tu lado, bajo tu yugo... Pero esta vez no pudiste conmigo, la paciencia y el tesón siempre tienen su recompensa, y, en mi caso, la recompensa fue lograr desenmascararte.

Ahora ha llegado el momento de emprender mi viaje. Vendrás conmigo, por supuesto; nunca podremos separarnos, lo sabes, y si consigues comprenderme seremos muy buenos amigos, ya lo verás. Lo pasaremos bien, sólo que de otra manera diferente, una más sana y sincera, sin tanta hipocresía ni falsas apariencias. Te gustará, créeme; en cuanto sientas bajo tu piel ese hormigueo recorriendo todo tu ser hasta desembocar en una sonrisa plena y veraz, comprenderás lo que te estoy diciendo. Prometo que te volverás adicto a esa sensación inigualable de dicha eterna que te espera; y será entonces cuando me des la razón, dejarás de resistirte y te convertirás en mi mejor aliado y compañero en este nuevo camino que vamos a emprender juntos.

Creo que será un viaje tranquilo, no hay mucha gente que cruce el estrecho camino de un país tan remoto y pobre.... No empieces otra vez, ya sabes que la palabra loco dejó de tener para mí connotaciones negativas, así que no insistas.

Lo primero que tendré que hacer contigo será cambiarte el nombre; ese será un buen comienzo. A partir de ahora dejarás de ser mi Ego para convertirte en mi Alma amiga, ¿qué te parece? Bueno, ya te acostumbrarás.

Vamos, ya anuncian nuestro vuelo.

Amores.... virtuales


Cada mañana, al despertar, corría impaciente hacía el ordenador en busca de algún comentario, un mensaje.... lo que fuese, le daba igual. Era lo primero que hacía cada día, antes de vestirse, de desayunar, a veces incluso antes de orinar; la obsesión le vencía irremediablemente. Su blog era comentado por decenas de personas de las más diversas procedencias y edades, pero a él sólo una de ellas le importaba realmente.

Desde aquel día que la vio por primera vez en su espacio virtual, esa imagen que acompañaba al comentario le cautivó por completo. Su pelo largo y rubio, ondeando sobre el hombro desnudo, esa mirada retadora con ojos de hielo chispeantes y unos labios color de miel que parecían ocultar el más arcano de todos los misterios de la creación. Y sus palabras, siempre dulces, siempre insinuantes, como intentando conquistarle, o al menos así le parecían a él... o así quería creerlo. Era el ser más perfecto que pudiese ser concebido por este Universo.

Su admiración, su amor, fue en aumento después de escudriñar con una paciencia de relojero cada entrada publicada en el blog de su amada. Era una poeta incansable, apasionada, capaz de extraer versos insuperables de cualquier situación vivida o soñada; su tema preferido: el amor.

Y él no tardó mucho en autoproclamarse protagonista de los delirios de su amante desconocida. Cada poema escrito por aquellas manos que imaginaba deliciosas, se pensaba que iba dirigido hacia él, a tal extremo llegó a seducirle cada palabra que le regalaba desde su web.

Con el tiempo fueron afianzando su confianza; él le devolvía cada visita en el mismo tono excitante, llegando a veces a rozar los límites de lo cuestionable, y ella le correspondía con palabras aterciopeladas y repletas de caricias que le hacían enloquecer más y más. Besos y abrazos dejaron de ser sencillas despedidas inexpresivas para pasar a tomar todo su significado más ardiente y apasionado. Se intercambiaron e-mails, números de teléfono, sus contactos se multiplicaron, transcendiendo de la impersonal pantalla de ordenador hacia la más cercana y peligrosa realidad cotidiana. Les separaba una distancia considerable, pero las promesas de acercamiento se repetían una y otra vez, aumentando su desesperación hasta límites inhumanos. Él sabía que estaban condenados a conocerse y amarse de por vida... pero no veía el momento.

Cierto que había algunos inconvenientes, como su matrimonio, sus dos hijos, los trabajos de ambos... en fin, toda una vida por detrás... pero ¡qué caray! El amor podía derribar cualquier obstáculo, ¿acaso no era eso sobre lo que escribían una y otra vez? También había oído hablar infinidad de veces sobre los peligros que podían conllevar las relaciones a través de la Red; el crearse una ilusión inexistente, construir castillos en el aire, etc., pero él sabía que el suyo no era el caso. Era una persona adulta, inteligente, y además, aquella mujer, aquel ser delicioso, llevaba más de un año escribiendo en su bitácora particular unos poemas que hablaban sobre su vida, sobre ella misma, así que debía ser real; ERA REAL.

Pero cada cita que intentaba concertar con su amante escurridiza era a su vez pospuesta por ella; una reunión de trabajo, alguna enfermedad inoportuna, una visita de última hora,.... cualquier excusa era válida para retrasar tan esperado momento. Así que llegó la hora en la que el corazón, apunto de estallarle en el pecho, le pidió a gritos que dejase a un lado las palabras y pasase a la acción.

Las broncas en casa, con la familia, habían llegado a tal extremo de crudeza y era tal el infierno que vivía cada minuto sin ella, que poco importaba ya el riesgo que asumía al hacer una maleta y tomar el primer vuelo hacia la ciudad donde vivía el gran amor de su vida.

Se presentó una mañana lluviosa de invierno en el portal de las oficinas donde trabajaba, con el ánimo encendido y el rostro resplandeciente del adolescente que intenta sorprender a su amor de juventud. Fue entonces cuando cayó en la cuenta de que ella no conocía su aspecto; su avatar cibernético correspondía a una imagen abstracta que siempre le había llamado la atención, nada que ver con su rostro. Esta circunstancia aún hizo aumentar más su excitación de amante primerizo, pero no le coartó en absoluto su resolución de lanzarse a sus brazos en cuanto la tuviese delante. Presentía que el momento se acercaba.

Tenía memorizado cada vello de su tez azulada, así que intuía que no le resultaría difícil hallarla. Entró resuelto, aunque nervioso, y comenzó su ansiada búsqueda entre el escaso personal que allí se encontraba. Pero antes de toparse con ese rostro refulgente de sus sueños, fue a encontrar su nombre completo grabado en una pequeña placa de metal junto a una puerta acristalada, tras la cual se percibía el movimiento de una figura femenina. Sin más dilación, la abrió con el corazón desbocado de impaciencia.

Aquella mujer que le miraba absorta ni por asomo se parecía a la esperada; era bastante mayor, algo rechoncha y de piel morena y grasienta. Cuando él preguntó por el nombre que figuraba en la puerta, sus peores sospechas cobraron vida: era ella.

Incapaz de pronunciar una sola palabra, se dio media vuelta, y huyó en dirección al aeropuerto. Tras arduas disculpas y complicadas maniobras de persuasión, logró el perdón de su esposa... y su vida continuó en el mismo lugar donde la dejó.

Cada mañana seguía despertando deseoso de comprobar los insinuantes mensajes que recibía de su amada. Y cada mañana, continuaba contestándole con palabras llenas de cariño y promesas de amor eterno.

Esa imagen de pelo rubio y ojos cristalinos jamás pudo borrarla de su pensamiento... la imagen de su amada, de su amor imposible... pero real.

jueves, 7 de mayo de 2009

El sentir de los sentires




Cuando el comandante del avión, que como cada sábado lo traía desde Estambul, anunció que debido al fuerte viento, -de levante, pensó- el aterrizaje en esta ciudad del sur del sur sería casi imposible, temió que en aquella primaveral tarde de su 46 cumpleaños, por primera vez, no llegaría puntual a la cita más excelsa de sus últimos 14 años, 3 meses y 21 días.

Sí, porque ese era el tiempo que había transcurrido desde aquel 27 de noviembre en que, atraído por la curiosidad cruzó aquel pesado portón que le invitaba a pisar las pétreas losas rectangulares que, como una alfombra de luna fría, finalizaba en una puerta más pequeña que esperaba ser traspasada, y de cómo agarro suavemente la manilla negra y metálica de aquel mecanismo que lo ponía en funcionamiento…todavía siente su lastimero y agudo lamento al abrirse y las sensaciones que lo abrazaron entonces: la caricia fresca de la penumbra, el vacío oscuro ante sus ojos, el olor del incienso almizclado con mirra y… esas voces femeninas salmodiando los versos más hermosos que lo elevaron al mayor de los deseos.

En aquella primera ocasión, y una vez que sus ojos se acostumbraron a la débil y titileante luz de las velas, comprobó que las voces salían de detrás de las paredes y que, a pesar del estrecho arco que las separaba, le impedían ver los cuerpos sagrados que las contenían.

Extasiado por tan armoniosa melodía se sentó en el centro del primer banco. Se hizo el silencio. Una voz en solitario comenzó a desgranar las notas de uno de los versos del cantar que desde muy joven lo catapultaba al paraiso… su éxtasis ascendía con cada nota… y ascendía… y ascendía con una voluptuosidad hasta ahora desconocida para él.

A un nuevo silencio le siguió el sonido de distintos pasos que parecían dirigirse al mismo destino. Poco a poco delante de sus ojos, como un ejército de hormigas blancas, se materializaron los cofres que atesoraban tan sensuales voces; desfilaban hacía el centro de la estancia, una tras otra, hasta acabar con una sencilla reverencia antes de desaparecer por los laterales del lugar en que se encontraban… la última de ellas apagó las velas. Y nuevamente el vacío estaba ante sus ojos pero esta vez acompañado del penetrante olor humeante de la cera quemada. Así fue como supo cual sería su litúrgica cita para todos los sábados que le quedaran de vida, y a la que él acudiría puntual a las 6 de la tarde, como el más fervoroso de los amantes.

A medida que transcurrían los años comprobó que de mayo a octubre no podía deleitarse de las melodías de sus amadas, pues el lugar era profanado una y otra vez por gente sacrílega; sin embargo ¡cómo disfrutaba su alma el resto de los meses!, cuando las tenía sólo para él, para amarlas más íntimamente, más amorosamente.

Desde su segunda cita empezó a distinguir las brisas y los vientos de los distintos timbres, registros y tonos de cada una de las 15 voces de las que él era el único amante, esa era su mística gloria. Por la sutil intensidad con que cada una melodiaba cada verso igual, el cantar era siempre distinto, nunca era el mismo, por eso las amaba y veneraba.

Fantaseó con el sueño de que ellas supieran de su presencia al otro lado de la pared, y que a su vez fantasearan espiritualmente con él… comenzó a darle vida a este sueño descifrando, sábado a sábado, el trino que cada una le daba a cada verso para atrapar aquél que trinara distinto… y, cita tras cita, veladamente, fue sintiendo el latir de cada voz, el deseo oculto de cada silencio; y ningún registro guarda ya secretos ni misterios para él, pues ya ellas se le muestran desnudas, puras, inmaculadas…. como sábanas blancas rebosantes de sol.


Hace 9 meses, descubrió que un trino, sólo uno, con una intensidad más honda que los demás le roza su concupiscencia… y le arrebata … y le turba. Por eso hoy, como el amante fiel que es, asiste a celebrar su cita más libidinosa, la primaveral cita con su amada amante-amada, que lo acogerá con alguno de aquellos versos que tan amorosamente ventea y que hace que arda y se consuma en el deseo el resto de los días de la semana.

Sólo faltaban 4 minutos cuando el taxi aparcó en la entrada de aquel edificio que era su divino gineceo, “La Cartuja”. Y porque sólo quien ama vuela, el volaba… y volaba…y volaba y la amaba, y con cada aleteo sus plumas vibraban en frecuencias etéreas, tornasoladas. Un minuto, sólo uno restaba y con una ligera presión sobre la manilla del cerrojo podrá escuchar la declaración de amor de su amada…. su corazón brinca como un río alegre y tiembla de emoción y dicha como el más tierno amor adolescente, porque sabe que a partir de hoy estarán juntos para siempre. Acciona el metálico mecanismo y el primer trino se le prende como un beso en el aliento….y la voz de añil escarchado le sigue trinando:

… si él me besara con besos de su boca!
Porque mejores son tus amores que el vino.

Bajo la sombra del deseado me senté, Y su fruto fue dulce a mi paladar.

Sustentadme con pasas, confortadme con manzanas; Porque estoy enferma de amor.

Mi amado es semejante al corzo, O al cervatillo. Helo aquí, está tras nuestra pared

Mi amado es mío, y yo suya; El apacienta entre lirios

Yo soy de mi amado, Y conmigo tiene su contentamiento. Ven, oh amado mío, salgamos al campo, Moremos en las aldeas. Levantémonos de mañana a las viñas; Veamos si brotan las vides, si están en cierne, Si han florecido los granados; Allí te daré mis amores. Las mandrágoras han dado olor, Y a nuestras puertas hay toda suerte de dulces frutas, Nuevas y añejas, que para ti, oh amado mío, he guardado.


Su extasiado corazón no pudo resistir un trino más y estalló al escuchar los insinuantes susurros de las otras 14 voces amadas: alondra risueña, esencia de mirra, fruto jugoso, rocío del desierto, gota ambarina... que le trinaban esos mismos versos calladamente.

(abril 2009)

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Berta

Estimada Flora



Pocitos (Montevideo) 17 de febrero de 2000

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Estimada Flora: Sé que no debería decirlo pero esta mañana al reconocer los desgarbados rasgos de tu letra en el sobre que me entregó el cartero, mis manos temblaron ansiosas y el deseo por desvelar su secreto venció al ejército de fantasmas que se agolpaban en mi pecho. Al abrirlo una inesperada bengala iluminó los escondrijos agazapados en las curvas del final de mi adolescencia. Deambulando entre ellos estabas tú. Rememoro nuestro tiempo de estudiantes y ahí estás llevando el timón en las asambleas, con la palabra enardecida y el tono rotundo… esa voz tan tuya que hacía que me quedara embobado escuchándote. Confieso mi admiración incondicional por todo lo que hacías. Aún ahora puedo sentir el rocío en mis labios al pronunciar tu nombre. Deduzco de tu carta que has seguido el hilo de los acontecimientos de mi vida; ya ves, yo de la tuya no he vuelto a saber nada desde aquella noche tormentosa en que abandoné tu puerto para zarpar a otra bahía. Entonces no tuve el valor suficiente para decirte lo que pensaba hacer, y mucho menos para expresarte el verdadero motivo de mi partida. Siempre fui un cobarde. A los pocos meses de instalarme aquí, en Pocitos, conocí a Graciela, la madre de mis tres hijos, que me ha dado el reposo que desconocía y la serenidad que necesitaba para olvidar las locuras vividas contigo. Ella y su familia me han arropado desde el primer momento y han sido mi mayor consuelo; sin ellos no sé que habría sido de mí… estaba tan perdido. Debo decirte que tu arraigado sentido de la equidad, tu permanente crítica social, tu osada lucha por las libertades y, sobre todo, tu valía como persona ponía en constante evidencia mi falta de compromiso político. Por eso huí de tu lado. En sus cartas Hugo jamás te menciono, por lo que desconocía que mi primo siguiera estando en contacto contigo. Tal vez deba maldecirlo por haberte facilitado mi dirección y con ella la llave para volver a abrir una herida que creía cerrada y que ya comienza a supurar. A pesar de la crisis económica, política y social que vive Uruguay en estos momentos, yo no puedo quejarme; las cosas no me van nada mal y soy feliz, bueno o por lo menos eso creía hasta esta mañana. Mis días transcurren plácidamente enfrascado en el trabajo y en la bendita rutina, excepto los días de fiesta, que aprovecho para dar una larga caminata por la limpia arena de esta costa del Río de la Plata, nada parecida a aquellas desenfrenadas carreras persiguiéndonos sin tregua hasta acabar extenuados uno en brazos del otro... Ante mi próxima jubilación, Graciela y yo tenemos en proyecto dedicar un tiempo para disfrutar de todas las cosas que llevamos pospuestas en estos años. Como te decía antes, soy feliz y así debe seguir todo. Por tanto te ruego que te olvides de mí y, por favor, no avives el incontrolable dolor de tu ausencia. No deseo que tu voz me susurre el canto de cada nuevo amanecer ni que tu sombra se despierte en cada uno de mis sueños.

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Afectuosamente
Martín Ferreiro Seoane

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Berta

De mala leche

Ayer me hubiera gustado ir las dos horas enteras y leeros lo último que se me ocurrió hace poco, como no pudo ser os invito a que paséis por mi blog, a ver si os dice algo. Nos vemos el finde.
Ra

miércoles, 6 de mayo de 2009

El amor de Juan

Cambié tu barracón por una casa, te dí protección, todo lo que ansiabas. Hice todo por tí...me casé contigo.

Ni siquiera necesitabas expresar lo que sentías; conversar, escribir, leer...¿para qué?, si yo lo hacía para tí, mi amor.

Nunca te hizo falta, créeme.

Sigo queriéndote así...; muda, sumisa, impotente.

Tu inutilidad no me importó nunca.

Me sirves y serviste para parir cinco hijos, ¿puedo pedir más?.

Temblando, siempre obedeciste, mi vida. No esperaba menos de tí, cuando abortaste el último hijo; cumpliste. Te amenacé, lo sé... pero me ví obligado.

Siempre me has respetado y temido. Soy tu vida...tu principio y tu fin.

Ahora, estás más torpe que nunca...Has envejecido; tu carne flácida y seca me asquea, he de ser sincero.

Pero, no sé, mi amor... llego a casa y te encuentro siempre... solícita, callada...

Te amo, sí.

Creo que rte he dado una buena vida.


Chari