estos días y con ningún propósito de herir
sensibilidades, me voy a tomar el repetitivo
placer de colgar en este cuaderno de todos,
un poema que desde Abril de 2006 me
duerme entre los circuitos de este procesador.
EL PUENTE SANTO
Las penas de la gente por la Semana Santa
son penas de mentira que en un fundir de cera
crepitan y se queman en infinitas llamas,
estrellas diminutas bajo una Luna llena.
Las gentes con sus penas, allá por Jueves Santo,
se mezclan, se envenenan en el incienso todas
y lucen de colores sus telas y estampados
oliendo a luto alegre, y a flor y a pasarela.
Mas siendo Santo el Viernes,
cuando la cruz se eleva
y se ahíncan los clavos en el sentir ajeno,
resurge de las gentes, del fondo, del silencio
la pena por un Cristo que nunca conocieron.
Domingo de mañana y las campanas locas
redoblan y redoblan volviendo loco al pueblo,
y a la ciudad volviendo las gentes que se fueron
resucitan a un mundo de locos y de cuerdos.
Lo dicho por el Maestro: FELIZ PASIÓN.
Un saludo. moy.
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