miércoles, 18 de noviembre de 2009

El niño camaleón



En el páncreas. Pudo haberme salido en el labio, o en la próstata, o en el lunar gordo de mi cuello, pero no, tuvo que elegir el páncreas. Ahora intento recordar las palabras de despedida del doctor y ni siquiera consigo imaginarme caminando en el trayecto desde la consulta hasta aquí. La avenida, el paseo marítimo, el semáforo… ¿he cruzado con el semáforo en verde? No, definitivamente no eran trompetas celestiales las que retumbaban en mi cabeza, eran las bocinas de los coches. Ahora todo está ralentizado. El tiempo es otro. Mis pies mojados me despabilan. Las olas avanzan a cámara lenta como si en vez de agua estuvieran compuestas de espeso almíbar y los encajes de espuma fueran de nata. El tiempo es otro. Me pesan los pies y los brazos. No puedo evitar hacer el ridículo y los bañistas me rechazan con un guiño y un giro de cabeza descaradamente lento. En el páncreas, su puta madre. Paso junto a un hombre joven sonriente semienterrado en almíbar y arena. Su hijo juega agarrándose a sus brazos para no caerse. El niño es pequeñito, delgado, con grandes ojos que mueve independientemente uno del otro. Fija uno de ellos en mí durante una eternidad. Pudo haberme salido en un lunar, pero no. La niña de su ojo es un agujerito cónico que me deja aún más hueco con su fijeza. El niño trepa por el cuerpo de su padre usando sus manos bífidas. Alguna que otra vez resbala y continúa luego el ascenso con un movimiento de vaivén. Sigue mirándome con un ojo. Consigo alejarme de la orilla sorteando bañistas humeantes. Ni en el labio, ni en el lunar… en el páncreas.

12 comentarios:

Alinando (Antonio Díaz) dijo...

Que conste que no es autobiográfico, a excepción de mi espalda, estoy la mar de sanito (por si alguien se preocupara...jejeje)

genialsiempre dijo...

Me ha dado una pancreatitis solo de leerlo, ¿serás malaje?

José María

Carmen dijo...

Y yo que me alegro de que sea ficción, jomío, lo que no entiendo es ¿por qué le ha dado tanto coraje de que sea en el páncreas?, lo mismo da donde sea.

Total, que me he quedado enganchada hasta el final a ver si se solventaba esta angustia con el socorrido final del mal sueño, pero nada, ha tenido que ser en el páncreas.

Muy bueno. Besos.

Carmen dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Carmen dijo...

Lo de antes es que había duplicado el comentario...estoy fatal esta noche, no doy una...¿será el páncras?

Maaría Dolores dijo...

¡Vaya entradita! Menos mal que lo aclaras.

Nunca había leído los pensamientos de un personaje condenado a muerte natural, si me permites llamarla así a tan dura enfermedad.

Enhorabuena, como siempre lo has bordado. Te queda mucho tiempo para terminar el mantel y después quedarán las servilletas y otros manteles, así que ni se te ocurra no seguir sanito.

Loli.

Anónimo dijo...

Alinando...como siempre. No te doy un Oscar por que ya lo tienes.
besos

Raquelilla dijo...

Y digo yo, pa qué servirá el páncreas... bueno, siempre nos quedará como más supérfluo de nuestro cuerpo el apéndice, por lo menos no le salió allí...jijiji

Pedro Estudillo dijo...

Ar favó de no dá má ecto zuzto, ¿ehnn?
De bien escrito que está, es perfectamente creíble. Tal cual lo hubieras vivido.
Me alegro de que no sea así.
Y lo del niño, qué rarito es el joío, no sé que será peor.

Anónimo dijo...

¿Pancreas, jodido, jodido...lo dice la misma palabra: pan- creas > lo que quiere decir "Te lo creas todo..."puro latin,...y eso es lo que tiene, No? que se lo traga to lo que le cuentan y se le ha quedado agarrao...como al niño, el ojo...

a seguir bien y a espabilar...Fita.

Equilibrista dijo...

alinando, genial, tío... me quedo sin calificativos, sigues mejorando tu narrativa a pasos agigantados... y encima los adornas con encajes poéticos de espuma...

ole

Julio Cascobelo Moreno © dijo...

Vaya, muy bueno, me recuerda a Jaime Sabines. Es el autor que he elegido para leer el miércoles, ya sabrás por qué me recuerda ;)

Julio