¡Ay! Y qué a gusto se queda uno rascándose cuando le pica. Más que un hábito, es una respuesta espasmódica , un calambrazo cerebral que pone en alerta nuestros dedos que acuden prestos a ahogar el picozor y nos deja unos breves segundos de liviano y regocijado placer, en especial cuando lo que hay que rascar es el corazón. Para sacarle buen provecho a este íntimo placer, considero conveniente seguir algunas pautas:
. Detenernos un instante, respirar profundamente y escuchar el ritmo de la picazón
- Verdear entonces la mirada dejándola deslizar del color al rubor , de textura en angostura, para ir reposándola de recodo en meollo, de cobijo en algún quicio, de caverna en cisterna, de apertura en cerradura..
- Con esa cadencia escucharemos de toc toc a tac tac, de tic tic a tic,tic, tic, tic, que es la onomatopeya sistólica que va rascándonos el corazón.
Tarea de fita
5 comentarios:
Qué bonito. Yo seré prosaico: Aguantando el picor (saboreándolo) antes de rascar, es como mejor sabe el rascamiento, ¿que no?
Mejor nos quedamos todos cuando lo leyó Fita allí, en el taller. Era uno de los que se me había pasado añadir a la lista, colgado queda.
ayyyy,esta Fita, ella si que me rasca el corazón con sus palabras....
snif,snif.
Claro, porque Fita sabe rascar de maravilla nuestro corazón y nuestras entretelas con su voz y sus palabras.
El que leíste en clase no tiene nada que envidiar a este, y es que improvisando sigues siendo tan genial. A mí me dejaste con ganas de que me picara toíto to.
Publicar un comentario