viernes, 11 de diciembre de 2009

Una pared color vainilla contra la senda del tiempo

Entre una cosa y otra, no os he podido leer mi ejercicio del primer día del nuevo curso (el de elegir un poema que me hubiera llegado a la fibra sensible y escribirle una respuesta), como no aguanto más os lo dejo aquí. Como soy y he sido poco lector de poesía, decidí elegir una canción de los Celtas Cortos. Leyendo la letra, desde el punto de vista poético, no es gran cosa (no tiene unos recursos literarios sorprendentes ni nada, es más bien previsible), pero poniéndole música, mejora considerablemente, y llega a la fibra, y más allá. Al menos a mí me llegó en su día. Y he querido responder a aquella canción recreando la época en que la descubrí.


La letra completa está aquí:
http://www.areademusica.com/letras/2303.php



Una pared color vainilla contra la senda del tiempo

A veces la memoria saca fuera los balones que el olvido,
gracias a una certera asistencia del tiempo, le va metiendo.
Y a dos manos los precipita de nuevo al partido de la vida.
(Anónimo)

Una vieja pared color vainilla ve salpicar su rostro sobrio y ortopédico, de redondas pecas negras con hechuras de pepinazo. A la vieja pared la protege un zubizarreta chiquilicuatro con las manos enguantadas de rojo chut. Cada gol presume de estruendo y de bronca de la vieja del segundo: ¡Ni dormir la siesta la dejan a una! Las hormigas, hinchas sin invitación a la contienda, rugen en sus galerías subterráneas, no se sabe si en señal de protesta, o porque tienen sintonizadas sus antenas al partido que se juega sobre sus techos. Todos los jugadores se sienten en primera división y sueñan céspedes más grandes, más verdes, mientras que sus rodillas los sueñan más mullidos. Todos menos uno que se queda atrás, sólo y en la defensa. Este uno, carne de banquillo, compañero ideal de los chupones, este uno, más gordito y blandengue, sueña más bien con las dos rebanadas de pan chorreadas de mantequilla que pitan el medio tiempo. Las dos rebanadas que le saquen de su perpetuo fuera de juego.

En esto que el tiempo les traiciona, les engaña, les hace una filigrana. Y pasan muchas, muchas tardes, y los partidos se van volviendo pachangas, y sin darse cuenta dejan de darle al balón, y se ven sentados en el banco de la misma pared color vainilla, vieja pero con menos pecas negras; o en el suelo que ya no es ni el Nou Camp, ni el Bernabeu, sino el suelo duro del patio del barrio. Ahora charlan de otras cosas, sueñan de otros sueños. Y estos sueños dejan de ser eléctricos, aventureros, descarados, granujas y se vuelven acuosos, tímidos, humeantes, circenses, escurridizos… El fútbol necesita un sustituto que les moldee sus sinvivires melancólicos, que rebosan apetitos por desatar. Y entonces del banquillo sale la música. “¿Tú escuchas los cuarenta?” dice uno “Los Celtas han sacado un disco en directo” sigue otro “Mi hermano lo tiene, la canción Veinte de abril está guapa” replica un tercero. El cuarto lanza un libre directo “¿Habéis visto en la tele a la Maria Carey? Está buena, ¿ehn?” Y a pesar de los cambios en la alineación de sus sentires, de sus emociones, cuando llega el atardecer los siguen llamando las madres, porque se va a enfriar la comida. El gordito, aún viendo que se hace tarde y que sería mejor volver a casa, prefiere quedarse a ver el atardecer, porque ha encontrado un pasatiempo mucho más útil que el fútbol. Ponerse a pensar. Hay otro al que tampoco le apetece irse todavía. Este otro, más larguirucho, con el garbo de una espiga y aquel uno forman el tándem perfecto para retahilar deseos por cumplir. Y los dos se ponen a charlar y se les van las horas, subiendo santos al cielo. Que si las mates son un coñazo, que si no me dejan más de las doce, que si el año que viene el instituto a ver qué pasa, que si los pelos en la barba y en no sé donde, que si las niñas… Ay, las niñas, que ya no lo son tanto… Rezando por sus julietas se les echa encima la noche, que les regala un capote de estrellas para que cuelguen allí sus sueños. Y ya de vuelta a casa, el gordito se mete en la cama, y se arropa con los sueños de estrella y con el fogoso deseo que agita sin parar el corazón… y a veces también la mano. La noche pita el fin del partido y el inicio de otro. Queda atrás la pared vieja y amarilla, y empieza la senda del tiempo.

David

jueves, 10 de diciembre de 2009



Algunos recuerdos en imágenes,
saludos a todos.

LA CASA CON LIBROS
















Rutas, caminos, senderos
libros, libros y más libros
música, vino y danzas
y mañana buen levante
para andar nuevos caminos,
libros, libros, que no falten...










domingo, 6 de diciembre de 2009

La Gran Ausente


La poesía de Gloria Fuertes es la misma vida,
es todo,es profundidad, es franqueza, es abismo,
es ternura, es dureza, es paciencia, es...vida.

Creo que debería de ser estudiada, leída, amada
y recordada por siempre.

AL BORDE

Soy alta,

en la guerra

llegué a pesar cuarenta kilos.

He estado al borde de la tuberculosis

al borde de la cárcel,

al borde de la amistad,

al borde del arte,

al borde del suicidio,

al borde de la misericordia,

al borde de la envidia,

al borde de la fama,

al borde del amor,

al borde de la playa,

y poco a poco me fue dando sueño,

y aquí estoy durmiendo al borde,

al borde de despertar.

Gloria Fuertes



Una vez intenté imitarla y le dediqué el poema
que sigue a continuación,(que algunos ya conoceis)
con todo mi respeto y cariño, después de tanto leerla.


A GLORIA FUERTES

El Niñito Nomecome
Tiene piel de Toblerone,
De melocotón ya viejo.
No usa pata de conejo,
No se mira en el espejo.

El Niñito Nomecome
Tiene ojos de botones,
Y otro tiene en el ombligo
Que se mira, ¡ no te digo!.

El Niñito Nomecome
Los zapatos no se pone,
Tiene aires de pobreza,
No se peina la cabeza,
No hace uso de razones.


El Niñito Nomecome
No se queja, no dispone,
No me llora, ni propone,
Y no sueña por las noches,
Ni se aburre, ¡es que ni tose!,
Ni me pide explicaciones.

El Niñito Nomecome
No me come,
No me come,
Se nos muere
Y no me come.


Me gustaría que tuvieseis en cuenta
su poesía adulta.

Un Saludo. moy.

jueves, 3 de diciembre de 2009


¿Para qué sirve el arte?

Para darnos la breve pero fulgurante ilusión de la camelia, abriendo en el tiempo una brecha emocional que parece irreductible a la lógica animal.

¿Cómo surge el Arte?

Nace d e la capacidad que tiene la mente de esculpir el ámbito sensorial.

¿Qué hace el Arte por nosotros?

Da forma y hace visibles nuestras emociones y, al hacerlo, les atribuye este sello de eternidad que llevan todas las obras que, a través de una forma particular, saben encarnar el universo de los afectos humanos.

Muriel Barbery, la elegancia del erizo, Pg. 225.

¿Hablamos d e poesía?...........Fita

Glorias de la poesía femenina

Aquí os dejo la lista de mujeres que han entrado en nuestros objetivos poéticos a partir de ayer, y aquí se quedarán...
-EDELMIRA AGUSTINI
-CAROLINA CORONADO
-CARMEN NATALIA MARTÍNEZ BONILLA
-ELENA MARTÍN VIVALDI
-JOSEFINA VICENS
-ROSARIO CASTELLANOS
-ALFONSINA STORNI
-WALADA BINT AL MUSTAKFI
-MARÍA GERTRUDIS HORE
-CATALINA CLARA RAMÍREZ DE GUZMÁN
-JUANA INÉS DE LA CRUZ
Ahora a por las yogurinas, jijiji.
Ra

miércoles, 2 de diciembre de 2009

Aún no soy poeta

Aún no soy poeta.
Aún tengo sueldo.
Todavía nadie me empujó hasta la frontera.
Aún me afeito con frecuencia,
aunque vuele etéreo tras el espejo,
eternamente,
cazando quimeras,
con las manos frías y la cara nevada.

.
Aún no soy poeta,
ni es lógico este nudo que me ahoga,
ni mis alegres llantinas.
.
No soy poeta.
Aún no has mojado mi mirada con la tuya,
ni mis pies fueron sismógrafos de tu emoción.
.
Aún no soy poeta.

Alfonsina Storni

A colación del trabajo que hoy vamos a exponer en clase, me he tomado la libertad de rescatar a una de las poetisas más proliferas del siglo XX. Alfonsina Storni, una mujer atormentada, una poeta atormentada con una obra atormentada, profunda, y desesperadamente poética.




¡ADIOS!


Las cosas que mueren jamás resucitan,
las cosas que mueren no tornan jamás.
¡Se quiebran los vasos y el vidrio que queda
es polvo por siempre y por siempre será!

Cuando los capullos caen de la rama
dos veces seguidas no florecerán...
¡Las flores tronchadas por el viento impío
se agotan por siempre, por siempre jamás!

¡Los días que fueron, los días perdidos,
los días inertes ya no volverán!
¡Qué tristes las horas que se desgranaron
bajo el aletazo de la soledad!

¡Qué tristes las sombras, las sombras nefastas,
las sombras creadas por nuestra maldad!
¡Oh, las cosas idas, las cosas marchitas,
las cosas celestes que así se nos van!

¡Corazón... silencia!... ¡Cúbrete de llagas!...
?de llagas infectas? ¡cúbrete de mal!...
¡Que todo el que llegue se muera al tocarte,
corazón maldito que inquietas mi afán!

¡Adiós para siempre mis dulzuras todas!
¡Adiós mi alegría llena de bondad!
¡Oh, las cosas muertas, las cosas marchitas,
las cosas celestes que no vuelven más! ...


Pubicado por Antonio Fassa.