viernes, 28 de agosto de 2009

El extraño, la playa y... la Vida


Y la muerte se pronunció.

Fría y calculadora, súbita como un rayo en el estío, impredecible e incuestionable.

Y, como siempre, perturbadora.

Sólo contaba con cuatro primaveras de vida, si es que el tiempo puede tener alguna relevancia cuando hablamos de lo único capaz de trascenderlo.

Quizás más importante que el cuándo, fuese el cómo.

Finalizaba agosto. El mar se encontraba encrespado, color aceituna y olor a invierno prematuro; en el cielo aborregado, un rastro de rescoldo y ceniza indicaba la marcha reciente del astro soberano hacia el otro lado del mundo.

El aire acariciaba las frías aguas del océano justos antes de abrazarme con su gélido aliento.

La playa parecía desierta; al fin era mía.

La estela cremosa de las olas invadiendo la arena y cubriendo mis pies desnudos, absorbía mi atención por completo, retrasando el momento en que me percatase de lo que ocurría a pocos pasos de mí.

Cuando lo hice, la primera impresión fue de incredulidad, sólo durante un interminable segundo, luego, miedo.

El murmullo sordo que envolvía mi paseo, procedente de las pocas almas que acompañaban mi trasiego, fue transformándose en grito atropellado: ¡Mi hijo, mi hijo!, eran las únicas palabras que escupía aquella madre, atormentada por la impotencia, arrodillada junto al cuerpo inanimado del muchacho, hundida en un abismo de tierra apelmazada y agua salada.

No sé de dónde empezaron a aparecer tal cantidad de personas corriendo en la dirección del suceso, bajo la mirada vacía de una gaviota altiva e indiferente, ajena a la tragedia que tan consternados tenía a otros. También yo me acerqué con precaución.

Cuando pude apreciar su rostro azulado entre el gentío, lo tuve claro: no respiraba.

Nunca llegaré a entender qué hacía aquel pequeño en el agua a esas horas, ni en qué pensaba su madre mientras lo engullía una ola traicionera, pero... ¿acaso puede importar eso?

Un niño siempre será un niño, y una madre siempre será una madre, y... yo soy yo. Al instante supe lo que debía hacer.

Dejando el miedo a un lado, me colé como una sombra entre los curiosos y los aprendices de médico, hasta tener el cadáver a mis pies; me agaché y le coloqué con suavidad mi mano derecha en la frente.

No llegué a ver sus ojos arenosos abiertos, pero tampoco fue necesario.

Me retiré cuando tuve que hacerlo, como cuando llegué, casi inadvertido por los demás.

En cuestión de segundos y entre grandes arcadas, el pequeño escupió todo el agua que contenían sus pulmones. Abrió los ojos y lloró amargamente, ante el alborozo de todos los testigos, incluidos aquellos que la presencia de la aflicción había mantenido a distancia, que entonces sí se acercaron, atraídos por la irrupción repentina de la dicha.

Yo sólo me quedé el tiempo justo de obtener mi recompensa: el abrazo sincero, entre lágrimas y sollozos, de una madre a un hijo y de un hijo a una madre. ¿Puede haber muestra de amor más auténtica?

Después de aquello no volvería a materializarme más en ese mundo. Mi cometido ya había sido cumplido.

miércoles, 26 de agosto de 2009


Notas de campo

Estábamos listos a las siete de la mañana para comenzar la ruta en nuestro mini-toterreno de Midelt a Imilchil por el circo de Jaffa -157 kilómetros- …lo alcanzamos a las nueve de la noche. El camino se iba haciendo por altiplanos de áspera belleza, tierras sometidas por fríos, soles y vientos que las han ido raspando hasta destaparles sus colores minerales ocres, malvas, grises y rojizos y han esculpido las sabinas y enebros componiendo un universo de vacíos y líneas dobladas. Caracoleábamos duros barrancos lagarteando las rocas que apenas dejaban espacio entre la ladera y el precipicio y atravesábamos los cauces casi secos de arroyos imposibles que sembraban de piedras y obstáculos el camino que teníamos que adivinar o reconstruir. Mimetizadas con el paisaje las aldeas de barro y caña de dónde surgían los ojos deslumbrantes de los pequeños que se enlazaban en mis piernas para que los izara, los abrazara y me colmaran de risas y besos. Dispersas por las laderas las oscuras tiendas beréberes rodeadas de cabras que rumian el escaso verdor de estos áridos terrenos. Nos hacíamos acompañar a ratos por alguno de estos pastores con los que nos comunicábamos por intuiciones y gestos ya que apenas hablan sólo su propio dialecto. Las mujeres destinaban sus miradas a cualquiera de nuestras escasas mercancías de viaje de las que inevitablemente nos íbamos desprendiendo a cambio de sonrisas, higos de chumbera y grititos de alborozo cuando se trataba de alguna de mis prendas.
llegamos a nuestro destino, un hotelito –el Izlane- de 18 euros la pieza que regenta una familia de guías de montaña de porte elegante y trato exquisito. Té de bienvenida –uso beréber- y larga conversación en una sobremesa bajo las estrellas de luz límpida de montaña. Una hermosa leyenda que se remonta a sus orígenes y explica la tradición del Moussem, mercado de pastores que aprovechan para concertar casamientos célebres por ser la mujer la que elige al esposo –palabra que prefiero a marido que aquí resultaría todavía más cursi-.
De nuevo al alba nuestra segunda ruta, esta vez una estrechísima calzada asfaltada? a tramos y a agujeros que nos llevó hasta el valle de los Aït Bouguemez –valle feliz-. Aquí el verdor intenso de las huertas regadas a placer ubicadas a los pies de Kasbas que descuelgan terrazas de maderas y barro oscuro delimitadas por torres trapezoidales rayadas con dibujos enigmáticos, rajadas de aberturas de luces y que se abren en el interior al rumor de fuentes que animan los pequeños patios con limoneros -¡Qué recuerdos de mi tierra!-.
Nos quedaba terminar el bucle, subir por una pista en buen estado que serpentea sobre los 3000 metros –montaña en estado puro- y un descenso de vértigo hasta lo que llaman La Catedral, una mole de roja caliza que ha tomado la forma d e una catedral gótica.
Salimos del Atlas y regreso por la brava costa atlántica envuelta en la niebla habitual que refresca los blancos acantilados y los atolones que van haciendo espléndidas ensenadas. Enclaves portugueses que guardan el color azul del interior lusitano .-Safi- y conservan algunas de sus alcazabas. De especial hermosura es La Cisterna de El Jadida, un óculo central cuela las aguas a una sala de gráciles columnas y bóvedas de crucería. El barco en Tánger tras ir atravesando no sólo espacios sino tiempos diversos…llego con una especie de desasosiego …Cuando se atraviesan las múltiples capas de culturas que poblamos el planeta ¿compartimos?, sólo podemos que desnaturalizarlas?, ¿qué nos llevamos hasta la nuestra?...Es el reto pendiente de este homínido –la convivencia de la diversidad- desde sus primeros desplazamientos?...Me horroriza la homogenización-globalizada y no se cómo se puede contribuir a evitarlo si llevamos en una mano la sonrisa y en la otra la coca-cola…Fita

martes, 25 de agosto de 2009

POE grafías: Exposición Homenaje a Poe

Edgar Allan Poe cultivó en su obra el misterio, la intriga y exploró las pulsiones más recónditas y terribles del ser humanos. Cien años del nacimiento de este atormentado autor se cumplen este año. La Casa de la Cultura de Chiclana celebra desde el 27 de agosto hasta el 10 de septiembre una muestra pictórica donde un grupo de artistas locales ofrecen su interpretación de la obra y la figura del escritor norteamericano (autor de El Corazón Delator, La Casa de la Caída de Usher, El Cuervo, Ligeia, etc). Se trata de los mismos artistas que nos ofrecieron el verano pasado la exposición "Arterótica". Además habrá una serie de actividades complementarias (probablemente en la línea de las conferencias del año pasado), aunque no he podido confirmarlas, os comentaré si consigo más información.


http://www.chiclana.es/Teatro-Moderno-TM.198.0.html

Saludos (os dejo un par de grabados de Doré, googlear un poco sobre sus trabajos porque son un magnífico complemento a la obra de Poe)
Deivid

Actualizo: La Inauguración será el jueves 27 de agosto a las 21 horas. Además habrán las siguientes charlas y proyecciones, todas ellas en la Casa de la Cultura.

Miércoles 9 de septiembre, 19.30 h.: Edgar Allan Poe en los medios, por Pedro Espinosa; "La Tumba de Ligeia", dirigida por Roger Corman

Jueves 10 de septiembre, 19.30 h.: Edgar Allan Poe en el cómic, Agu Ariza; "El Cuervo", dir. Roger Corman

Viernes 11 de septiembre, 19.30 h.: Presentación del libro Poegrafías; "La Caída de la Casa Usher", dir. Roger Corman

sábado, 22 de agosto de 2009

Ese instante

Unos momentos, tan solo unos breves momentos
Lo que tarda un parpadeo en ocultar tu mirada
Eso es lo que necesito para retener tu imagen

Unos instantes, tan solo unos fugaces instantes
El tiempo en que el objetivo encuadra un paisaje
Eso es lo que necesito para perpetuar tu aura

Unos suspiros, tan solo unos sosegados suspiros
El tiempo que perdura un reflejo en el cristal
Eso es lo que necesito para poderte recordar

Una ocasión, tan solo una única ocasión
El tiempo que transcurre en un silencio total
Eso es lo que necesito para grabarme tu voz

Un plazo, tan solo un corto plazo
El tiempo que empleamos en una respiración
Eso es lo que necesito para poderte soñar


Y para olvidarte…tendré toda la eternidad

lunes, 17 de agosto de 2009

En la playa...


Quise capturar un pensamiento,

pero entonces subió la marea y me lo arrebató.

Luego intenté construir una idea,

y una ola juguetona la derribó.

Para soñar, me alejé del mar,

y tampoco pudo ser,

el aleteo de una gaviota

me devolvió a la realidad.

Pero a pesar de todo,

mañana,

volveré de nuevo a la playa.

Dónde si no podré atrapar mejor

la eternidad en una mirada.


... Y es que la playa no entiende de tonterías.


Para pamplinas... ¡Vete a un hotel, hombre, vete a un hotel!



sábado, 15 de agosto de 2009

El mundo no es grande

Que pequeño es todo....
No empiezo a leer este blog, cuándo me doy cuenta que hay un blog nuevo que se llama "a ras de agua" que no se de quién es. Me gustaría saber quien es, simplemente porque entrando en dicho blog y echando un vistazo, veo que tiene,en su listas de blog visitados, a juanjo y a mon, que son, a su vez, amigos, muy amigos de un muy buen amigo mio. Me quedo sorprendida, esa es la palabra. Y es en estos casos cuando me doy cuenta que en este mundo ya pueden caer pedruscos del cielo que se que siempre habrá algo durante el día que haga que abra los ojos y aspire una bocanada de aire para saber que eso es cierto y que no me lo estoy imaginando.
Desde aquí doy la bienvenida a juanjo y a mon....a este, nuestro espacio...y espero que con el tiempo sepais por qué.
besos a todos


Ondulándonos

(noches jazmín)

Vamos…
a veces, fluyendo tiempo de relojes
a ratos, arrastrando sombras de noches
a intervalos de luces fugaces
a ráfagas de resplandores

Vamos, ondulándonos…

Curvándonos en las esquinas
limadas de arañazos
pulidas de asperezas
que cepillamos al lijarnos

Nos vamos, ondulando y
dando vueltas a los desechos
que tratan de colmatar nuestro cauce
vamos haciendo meandros de sosiego

que alargan y colorean la desembocadura.

viernes, 14 de agosto de 2009

Risas de San Lorenzo



Volátiles, desprendidos de la larga espiral del serpentín por el que caminamos durante el día, la urdimbre de luces y sombras que lentamente ha tejido la noche nos acaricia y eleva hasta el mar de fugaces meteoritos que juguetean con nuestras pupilas.

Recostada la espalda en la cálida blandura de una lengua de fina arena, que se alarga al encuentro de la humedad del océano, mi cabeza gira y gira de un lado a otro para que las niñas de mis ojos atrapen en su cámara oscura la efímera trayectoria del fogonazo de luz que delata el movimiento de las protagonistas de esta danza montuna.

El aliento de la noche derramándose sobre nosotros entre nacientes dunas, y una mediada luna, cargadita de melaza, ascendiendo calladamente por la leve gasa añil de los sueños para premiar a todos los participantes en este espectáculo hermoseándonos por dentro.

Un abanico de primerizos gorgojeos, voces infantiles y risas de niños adultos van acallando la noche… y Venus cubriendo su desnudo cuerpo con las lágrimas nacaradas del pétreo lago donde las coñetas y los cangrejos moros han encontrado su morada, de los camarones mejor no hablar.

Siluetas cogidas de la mano, pisadas nocturnas de amantes que se devoran en las sombras de las algas marinas…encuentros estelares que no quieren saber de impersonales paredes de habitaciones de hoteles y pensiones.

Un frágil telescopio recostado en su funda que, por una vez, se resiste a mostrar su manual de instrucciones para contemplar serenamente el ansiado vuelo nocturno de las únicas que colman sus más secretos deseos.

Cervecitas, chascarrillos, cubatas, chupitos y un filtro de cartón que se pierde entre las manzanas verdes, el revuelo de las infantas y la añosa cistitis que conviven en un carro del supermercado.

Y las alegres perseidas paseando por interminables alfombras interesterales… y nosotros, todos nosotros, navegando la noche con su deambular desde el e-mirató del jardín de nuestra bóveda esmeralda. La noche ha sido mágica .


Berta

jueves, 13 de agosto de 2009

Agradecimientos

Que noche la de aquel día.....

Que encuentro con luces reflejadas en el cielo y deseos colgados de las ramas.
Anoche os sentí, por primera vez, como un grupo verdadero.
Nada de escritores ni poetas. Nada de nosotros estaba allí, más que nosotros mismos.
Fueron las risas que nos volvieron niños....
Las ilusiones que nos taparon...
Nuestras enfermedades, profesiones, edades,
nuestros sueños y nuestros miedos
los que hicieron de anoche una noche distinta...
las estrellas estrelladas fueron un complemento.
Un adorno en aquel rincón, ya nuestro rincón.

Entre las sombras que no nos dejaban vernos muy bien
nos fuimos encontrando por las voces
que no paraban de reir y de comunicar.

Gracias a todos
por que lo de ayer si fue real.
Un paréntesis en nuestra realidad.....

Anoche fue perfecto
por que no dejasteis de sorprenderme.

domingo, 9 de agosto de 2009

Si yo fuera poeta...



Si yo fuera poeta,

sabría porqué me guiña el sol cuando se esconde.

Si yo fuera poeta,

descubriría el secreto que oculta la ola solitaria.

Si yo fuera poeta,

me sorprendería con cada amanecer.

Si yo fuera poeta,

conocería el porqué del azul del cielo.

Si yo fuera poeta,

comprendería la sonrisa enigmática de la luna.

Si yo fuera poeta...

me derretiría bajo el brillo de tu mirada.

Pero como no soy poeta,

sólo camino y observo...

y te amo en el silencio de la madrugada.

lunes, 3 de agosto de 2009



Penélope

Con sus cuatro cositas entre las que no estaban ni la rueca ni el telar, desprovista de oropeles, Penélope se embarcó. No le esperaba la gloria de una batalla, ni la custodiaban guerreros consagrados en hazañas épicas ni siquiera se hizo acompañar de sus fieles esclavas. Un comerciante de baratijas que izaba sus velas en dirección contraria a la epopeya, la aguardaba. Estaba tan hermosa! Desprovisto de velos su rostro, se le alumbraban los ojos de un verdor tan intenso que parecían reverdecerle de deseos acumulados.

La mañana limpia le despertaba emociones retenidas. Aquella mañana en que el esposo le susurraba tibias palabras desprendídas de su voluptuosidad satisfecha. Cuando apenas se había silenciado la música de las fiestas nupciales y los cuerpos amantes sudaban los deseos cumplidos, Ulises le anunció su partida. Le brillaban los ojos de yelmos y de espadas, le balanceaba el ánimo de duermevelas de asedios y batallas, los cantos de sirenas se traslucían en sus palabras…volveré.

Volveré, tres sílabas para anunciarle un destino, para abandonarla dejándola retenida , para seguir su rumbo a una Itaca lejana . Los dioses lo habían alumbrado para la gloria, embellecido de laureles heroicos, tejido de ardides olímpicos, estaba hecho de lo que se hacen los héroes, de odiseas hacía sus sueños de eternidad no compartida. A ella le reservaba el gozo de haberla amado que debería colmarla y acompañarla repitiendo como las olas un destino que cumple su rutina limpiando en la blanca arena las huellas de otras vidas.

Lo amó como se ama a los héroes, adorándolos y temiéndolos. Amó su belleza en un cuerpo medido a cinceles, esculpido a ritmos de números divinos, y que acorazaba su textura bajo mármoles a estatuas destinados Tuvo que venerar lo que no la había alcanzado, las caricias que no la tocaban, las miradas que sólo a la historia destinaría, los besos que sólo quemarían honores y famas de una posteridad que era a quién amaba.

Temió más que su ira, la soledad al que unos versos eternos lo abocaban. Saldría a buscar lo que no lo esperaría engañado por dioses, cíclopes y sirenas que lo alejaban, lo alejaban…

Ella le dio lo que el le había demandado, una noche nupcial de virgen consagrada. Fue y gozó como hembra hermosa pero nunca esposa. Escupida después de amada, se alejó desvaneciéndose en los humos de una hoguera que Ulises divisó a lo lejos pero cuyos presagios no adivinaba. Penélope sacudió las madejas, apartó la rueca y deshizo la espera, corrió decidida agarrándose al coraje, rechazando a cualquier pretendiente que la encubriese en su gloria, su vida sería de ella.

Era joven, hermosa, comenzaría su Odisea…Y embarcó. Cada primavera había subido a ese barco donde Calixto iba mostrando sus mercancías desvelándole los misterios que guardaban: caracolas que encerraban sonidos mágicos, cristales que iluminaban todos los colores, enigmáticas geometrías incisas en rojizas vasijas, amuletos de dorados cobrizos y aquella manzana de brillos solares que Calixto afirmaba, había recogido del mismísimo jardín que la diosa Hera cultivaba en la tierra más fértil y hermosa de occidente. Y cada primavera renacía escuchándolo, mirando al hombre que la tenía sin retenerla, que la colmaba sin poseerla, que le descubría la hermosura en lo que miraban, en las palabras que los enlazaban, en las miradas que los enhebraban, en cada recodo que doblaban…Era sólo un hombre que la amaba y amándolo doblarían tempestades, cabos o bahías soleadas, descenderían en puertos lejanos, navegarían ríos de plata o recorrerían paisajes yermos coloreados de malvas atardeceres, los despertaría una delicada niebla que guardaría sus abrazos y caminarían la vida absorbiéndola paso a paso…

Era su Odisea, dejaba un hijo que no confió a los sueños de Atenea y olvidada una leyenda hilada en una rueca que giraría la espera del héroe que navegaba hacia su Itaca.
Fita