sábado, 25 de abril de 2009

Los agujeritos de mi frente



- Dicho de una persona: Sumamente pusilánime, que en todo ve peligros para su salud, o imagina que son graves sus más leves dolencias.

- Y en hipocondríaco… ¿Qué pone en hipocondríaco?

- Ay cariño, ya está, que pesadito estás.

-¿De verdad crees que estoy pesado con el tema? ¿Me ves obsesionado?

- Jo… Yo creo que te miras mucho, cielo. Pero no me hagas mucho caso que luego te llevas todo el día comiéndote el coco… déjalo ya… ¿Vale?

Ella tiene razón. Cuando cojo un temita se me mete en la cabeza como una vieja en un asiento del metro, empieza a mover el culo y se instala en solitario en mi cerebro. Pero estos agujeritos… La pomada que me mandó el médico no me hace mucho efecto. Antes pasaba desapercibido ante el espejo del corredor, ahora es como la querida de un ricachón salido, no puedo estar sin acercarme de vez en cuando a mirarme la frente. Y a veces me acerco, me asomo asustado al reflejo de mi imagen y ahí están, sobre mis cejas, apareciendo de nuevo con su forma serpenteante. Creo que se unen para hacer figuras de sonrisas macabras. Dichosos agujeritos. Están consiguiendo que me cambie el carácter. Me considero una persona racional, sensible… pero esto… Antes me entretenía con mis poemas, disfrutaba mirando los pequeños objetos de mi mesa, casi todos con un significado sentimental para mí. Ya los he escondido todos. Ahora están en los cajones aguardando a que mi carácter vuelva a lo suyo. Tan sólo conservo mi pulserita de bolitas en mi muñeca izquierda. Se la compré a unas parvulitas que las hacían ellas mismas y las vendían ilusionadas sobre una mesita de playa. No se me olvidará nunca su cara de felicidad cuando les di el euro. Creo que de eso no me desprenderé hasta que sus bolitas de plástico se deshagan a pedacitos sobre mi muñeca. Ahora mi mesa está impoluta. No hay adornos, no escribo, no se me ocurre nada… Los agujeritos serpenteantes de mi frente me están obsesionando. Unos desaparecen pero al día siguiente aparecen otros… Hasta el sueño lo tengo trastornado. A veces caigo dormido aquí mismo, en mi mesa… como ahora… me está venciendo el sueño… creo que me dejaré llevar. Voy a descansar un rato, como estos días atrás… apoyaré mi cabeza en mi muñeca izquierda… y me dormiré…

martes, 21 de abril de 2009

Los dientes de mi vecina




Me voy a hacer un rosario con tus dientes de marfil.
Juanito Valderrama
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¿Pensará acaso que esa es una forma de desnudarse? ¿Creerá que es un gesto impúdico a pesar de su levedad? ¿Por qué nunca me enseña sus dientes? Un movimiento involuntario a veces, sutil casi siempre, y el telón de sus labios me dejaría disfrutar del espectáculo. Entreverlos siquiera sería suficiente para mí… sus dientes...

Hace ya tres meses que se mudó a mi escalera. Dos de ellos han sido un sin vivir. Desde aquel domingo dichoso en que disfruté de su presencia en la terraza del Bistró. Ese día estaba yo en la barra solo con mi copa de Larios, como siempre. Ella arrastró la silla de tubo de hierro y se sentó. Yo sólo veía su rostro, para qué más. Sus amigos comenzaron con las bromas. Un botellín cayó y la cerveza recorrió la mesa y la pata hasta el suelo como el agua oxigenada corre por la pierna desollada de un niño. Todos reían. Ella me miró entonces y me sonrió. Y vi sus dientes… Sus dientes… Incluso dudé si era la misma persona cuando le vi desnudarlos. Cerró la boca. Sé que las aletas de mi nariz me delatan a veces, o la frecuencia con la que mi pecho se infla, o mis pupilas… también mis pupilas me delatan, no la culpo. Disfruté de unos escasos y prodigiosos segundos, una isla luminosa en medio de tres meses de penumbra. Las risas se sucedieron pero ella entonces se mantuvo un poco al margen. Comió, bebió, habló, masticó, sonrió levemente, bebió, masticó, masticó, bebió y calló… pero no me los mostró más. Ni a mí ni a sus amigos. Al final se levantó con ellos y se fue. No debió saludarme con una sonrisa cerrada mientras colocaba la silla en su sitio bajo la mesa. No debió hacerlo.

Antes, a veces, me cruzaba con ella por las escaleras. Me saludaba amablemente, me sonreía sin mostrarme sus dientes, pero ya ni eso. Me he dado cuenta de que intenta no coincidir conmigo ni por la calle ni por las escaleras. Ahora cuando paso por su puerta noto que me observa por la mirilla. Oigo su respiración tras la puerta, la intuyo mientras me observa. Sabe que me detengo delante, pero no sé por qué no sale y me saluda. Si no fuera por su sonrisa en el bar pensaría que está obsesionada, no sé. Sus dientes… Usa la puerta como máscara, pero yo sé que detrás está su sonrisa. Y detrás de la sonrisa están los dientes… Sus dientes…

lunes, 20 de abril de 2009


Pongamos que
salgo de Madrid...


Van quedándose atrás las torres-hormigueros y los aparcamientos de las grandes superficies dónde infinitas hileras de coches aguardan como tumbas de guerra anónimas que les alimenten el capó hasta atiborrarlo de plásticos repletos de globalización, que les descuelguen en los asientos seres ahítos de abalorios inflacionados hasta corroerlos oxidándoles la vida.

Va pasando un paisaje estéril que va devorando el secano fértil con ladrillos adosados a cuentas especuladoras mamadas en recalificaciones desde sillones municipales.

Va alejándose la ciudad mientras que el cielo se cierra y el aire se hace gris y densa la calma que contiene una tarde de perros abandonados y húmedos.

Va acercándose el paisaje que aguardaba esta tarde para enlucirse de verdores lubricados en aguaceros recientes y que aguarda con anhelos de amante satisfecha la acometida que se presiente…
Fita



















jueves, 16 de abril de 2009


No olvides tus sueños,
dóblalos con cuidado
y guarda bien tu sonrisa
en un hueco entre las sábanas.
Deja sitio para tu olor y tus miradas;

ojalá no cupiera el miedo en las maletas.

Pero llévate,
llévate tus susurros,
tus dudas más recónditas
y todas las caricias que te quepan en las manos.
Los besos, los abrazos.

No olvides aquí tus sombras,
que ya bastante la noche cantará tu ausencia.

Eva.

COMPASION

-Yo sufría lo indecible de verle continuamente, enganchado a tantos aparatos, tantos cables, tantas clavijas….

-El permanecía ajeno a todo lo que le rodeaba, a sus seres queridos, al mundo exterior, a la belleza…

-Nadie me daba esperanzas, parecía que cada día empeoraba un poco, pero tampoco nadie se atrevía a diagnosticar un próximo final…

-Las variaciones en el monitor era su única señal de actividad neuronal, los demás le mirábamos, pero él permanecía inmerso en su estado letárgico…

-Una mañana me armé de valor, lo había meditado, sé que muchos me acusarán y me despreciarán por ello, pero no pude más

-Así que aprovechando que estaba a solas con él, desenchufé la red que suministraba energía a los diferentes artilugios a los que estaba conectado.

- Y, !milagro!, no sucedió nada…!Se podía vivir sin ordenador!

lunes, 13 de abril de 2009

Pompas de jabón




… y como pompas de jabón,

luz estalla el día,

suave y luminoso

redondeado y sutil,

leve y etéreo.



Berta

Por el perdón

Con todo el dolor de mi corazón me paso volando por aquí dejando una pequeña semillita que tenía tumorosa después de tanta procesión, os invito un momentín a mi blog , dedicando la última entrada a esos obispos tan listos de la alta Edad Media... como se lo montarían que hasta hoy en día siguen dando por sacooooo, es lo que tiene el sentimiento de culpabilidad.
Ra

sábado, 11 de abril de 2009

B.S.O. "Aguarrás"

Me dio por pensar que si el cuadernillo llevara incorporado un dispositivo similar al de las tarjetas de navidad, cosa con menos gusto, podría ser esta canción la que acompañara su apertura. La elegí porque soy mucho de bulerías y fandangos, porque la he elegido yo y sin consenso, y porque su letra podría ser perfectamente uno de los textos. Que tengáis buen sábado!



Besos, Carmen.

jueves, 9 de abril de 2009

Cajones de amores

Imaginemos una gran cómoda o un gran armario, repleto de cajones, para guardar nuestros amores, según su categoría, cada cajón con un letrerito, que diría:

Amores lascivos
Amores prohibidos
Amores inciertos
Amores que han muerto
Amores románticos
Amores semánticos
Amores cautivos
Amores perdidos
Amores obscenos
Amores ajenos
Amores modernos
Amores tan tiernos

Amores andróginos
Amores no lógicos
Amores lúdicos
Amores púdicos
Amores de estío
Amores baldíos
Amores olvidados
Amores pasados
Amores extraños
Amores de años
Amores eternos
Amores muy tiernos

Amores frontales
Amores raciales
Amores típicos
Amores oníricos
Amores sin alma
Amores con calma
Amores clandestinos
Amores de camino
Amores tortuosos
Amores viciosos
Amores de arpía
Amores de un día

Amores complejos
Amores añejos
Amores cantados
Amores alocados
Amores obsesos
Amores de besos
Amores ordinarios
Amores rutinarios
Amores estelares
Amores….a millares

¿Quieren más amores?
Se los puedo dar
Hay de muchas clases
Puede usted probar

Amor entre flores
Amores risueños
Amores furtivos
Amores, amores, amores

genialsiempre

martes, 7 de abril de 2009

Quisiera ser árbol


Quisiera ser árbol quejumbroso, de profundas raíces y ramas resistentes, con la tierra a mis pies, y por hogar, el firmamento celeste.

Quisiera que mi piel fuese arañada por mil corazones, alimentados de iniciales hambrientas de esperanzas, y poder prestar esa sombra que los enamorados anhelan, buscando un buen cobijo para los besos robados, y de ese amor, ser más que testigo: ser cómplice encumbrado.

Quisiera ser metrópolis para cientos de insectos que en mi tronco encontrasen el refugio más bello; y que mis brazos, abiertos al cielo, sujetasen los nidos de todas las aves que cantan al alba.

Quisiera que de ellos colgase un columpio para cada niño perdido, para cada niña asustada, dibujando en sus caras una tierna sonrisa que les alumbre las noches.

Quisiera ver correr años, siglos y milenios, ver pasar el tiempo sobre cada mirada, y poder decirte siempre que no te inquieten los días, que ellos son tu vida, tu guía y tu única certeza.

Y quisiera no ser sólo admirado por mis efímeras flores de fragancias delicadas, ni deseado por mi fruto jugoso, sino ser también recordado por mi grandeza perenne, y por hacer realidad miles de sueños e ilusiones presentes.


Imágenes de los magníficos ficus de la Alameda Apodaca, en Cádiz.

miércoles, 1 de abril de 2009


La primera…

Desde las cinco llevaba despierta aquella mañana de Mayo que no acababa de despuntar. ¡Cómo tarda el día!, no se oye a nadie en pié ni siquiera a su madre que prometió coserle y plancharle el vestido después del estropicio de ayer. ¿Se habría arrepentido y aceptado la amenaza de la señorita de dejarla sin comulgar?

Las niñas que hacían la comunión se habían quedado a ensayar la ceremonia en la capilla del colegio. Era el último ensayo con la iglesia engalanada para la liturgia y con los vestidos. Cada una tenía su sitio que dependía de la lectura que se le había encomendado. Se lo sabía de memoria. Varios meses de tardes de miércoles repitiendo esas palabras misteriosas y herméticas…

- El Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros. -¿Dónde? Sentía pavor de no verlo y que estuviera a su alrededor.
- Corpus Cristi …Temblaba al sentir en el paladar el bocado sagrado que no pasaba, que no pasaba … y era casi sacrilegio o algo así empujarlo hacia dentro…respiraba profundo y sólo carraspeando conseguía deglutirlo…!Salvada!...


Pero las que ella leería se le habían convertido en el verdadero propósito de su vida
"...Procuremos siempre mirar las virtudes y cosas buenas que viéremos en los otros y tapar sus defectos con nuestros grandes pecados... tener a todos por mejores que nosotros..." –Sta. Teresa de Jesús.

Por ese empeño pasó lo que pasó la tarde anterior. Le había dicho su madre que repartiera las invitaciones entre sus amiguitos. La merienda sería colectiva pues hacían la comunión todas las de la calle y querían celebrarlo juntas. Cada una podía añadir cinco o seis de su parte. Vendrían los primos de Sevilla que eran dos. Podía invitar a otros tres por lo menos. Mari Pili y Mari Carmen seguro, o Rodrigo y su hermana Cristina o…. Fue cuando se lo pensó –recordando esas palabras- invitaría a Marcelo y a su hermano Ricardo. Y allí se plantó en su puerta con la invitación, ante esa mirilla que escuchaba deslizarse con el ojo pegado cada vez que subía a casa de Loli. Llamó, tardaron en abrir y la tata más vieja, la que no salía nunca le dijo sin abrir del todo: “a los niños no se les puede molestar, están estudiando.”” Dígales que les traigo mi recordatorio de comunión para que vengan a la merienda”. Lo agarró resoplando un UFF…Plof….cataplof…….que se acompasó con el portazo - vete de aquí-intrusa. Ya estaba hecho…Miró para el balcón mientras se deshacía de la sensación tierra-trágame que se le había quedado puesta. Del visillo apareció la cara de Ricardo que le decía con su mano, luego, hablamos…
Por eso, cuando estando en San Nicolás en ese ensayo de gala, Trinita le dijo que saliera sabía que eran ellos –los hermanos misteriosos del primero que ella trataba de rescatar de aquella habitación dónde todos pensaban los tenían secuestrados esas tatas por orden de sus padres para que no se mezclaran con el vecindario de cuyo contagio querían liberarlos- . Eran. Vio primero a Ricardo que le sonreía con la invitación en la mano. Se acercó. Del macetón de la puerta, en un salto de tigre furioso, el boy se le echó encima del traje…de un brinco de espantó trató de jalarse de la fiera que le arañó el traje y le dejó las marcas embarradas de sus patas…tres vueltas a la iglesia en una carrera que ya era habitual entre ella y el dúo Marcelo-perroasqueroso le costó poderse deshacerse de ellos…Ya la había liado…

¿La dejarían …era su primera…
Fita