martes, 4 de marzo de 2008


ELEGIA A RASPAS Y CENIZAS

Una vez más he vuelto a reflexionar
sobre una cuestión trascendental
que me amartilla el entendimiento,
con violencia pertinaz y embustera.
Las tripas que se ocultan en mi cabeza
parecen estar a punto de estallar,
hasta salpicar de luto y media asta
a todo ser que se precie y se palpe,
(a todo ser que presuma de automóvil
o que pase la vida entre video y audio
para morir después del epilogo
satisfecho por todos los objetivos)

Para algunos fin del papel moneda,
para otros conclusión de la nada.

Habrá quien perecerá en la batalla,
en plena contienda contra Coca-Colas
malditas, contra marines invasores
y contra los amos
y contra los plomos
y contra la voz enlatada y falaz,
de los micrófonos que controlan este
pueblo giratorio que flota en la
nada o en el todo sin saber porque,
y pienso en este instante: ¿Quién piensa
en la póstuma ceniza que guardamos?

En algunas escenas del mortal mundo
se observan
definitivos
huesos,
que en un pasado fueron la carne
que diera forma al recuerdo.
De igual forma los fósiles de estrellas
nos bombardean la leve memoria,
remontándonos a tribus y tréboles,
con el más azul de todos los cobaltos.

Que sentido tiene este corto trayecto
(que tan inacabable nos parece ser
a pesar de aterrorizarnos el fin
como las guadañas de gris satén)

¿Es la gélida tapadera que sella
nuestra muerte parte de nosotros?
¿es la raspa de pez incrustada en una
isla del sur, lo que en un pasado vivió?
¿o el viejo disco la rescatada vida
del músico enterrado en New Orleáns?
La vida
nos dispara
nubes líquidas
y nos asesina muy poco a poco,
aunque a veces muy mucho a mucho.

La vida no deja de recordarnos que
los objetos orgánicos carecen de
presencia atmosférica y rauda.

Yo sigo conversando con la cenefa
de tu epitafio, como si fueras tú.
Prefiero creer que eres tú y solo tú.

Así creo, así digo, así sea.



Antonio Fassa

1 comentario:

Raquelilla dijo...

Qué riqueza en tan solo unas cuantas espinitas de pez...estoy deseando escucharte esta tarde.