Amaneció el día tiñendo de azafrán la marisma, acariciando los esteros que tremolaban de luces. Las salicornias mostraban impúdicas sus encendidos tonos. Se humedecía el ambiente de aires conyugales.Los píes se estremecían. Las olas alisaban la arena virgen de huellas invasoras e
iban despertando poro a poro una piel que deseaba y rechazaba el tacto de caracola.
Me sumergí en un baño iniciático de místicos amores con el azulverdoso del mar, con la madrugada transparente.
Entre humedades canópicas
mi cuerpo volvía
y me traía,
renacía.
Fita
4 comentarios:
FITA: Solo se me ocurren dos palabras !Que bonito!!
jose maría
¿Dónde están esas aguas que obran semejantes milagros?
Te salió redondo, ni Juan el Bautista lo hubiera dicho mejor.
Un saludo.
Pedro, una ratísima sorpresa descubrirte, entre otras cosas, porque siendo vecinos, me he sumergido contigo en ese mar amigo que ambos conocemos. Vengo a bautizarme contigo en el paisaje, uestro paisaje, ese con nos forma el alma que tenemos.
Un abrazo, vecino.
me agrada leerte más aun, ahora que pongo rostro a tus palabras.
espero que nunca dejes de bañarte en esas tu aguas, que ahora son nuestras.
besos a todos
ana
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