Obnubilación I
No entiendo a las mujeres, me embarqué en aquella gran hazaña por ella y la despreció de forma cruel.
Que no lo comprendo por más que lo pienso, quería hacerle la mejor ofrenda, la más hermosa y grande de todas. Me esforcé tanto en conseguirla que me sentí como aquel caballo salvaje que corría eufórico lacerando al mismísimo levante con sus crines. Era un gran guerrero en mi desvariada ensoñación… Pero no, mi orgullo de héroe se vio convertido en un pequeño Pinocho que no llegaba a niño siquiera, con las orejas gachas ante sus gritos riñéndome por no entiendo qué travesura malvada cuando me presenté ante su puerta con aquel regalo fruto de mis más nobles sentimientos hacia ella.
Sé que llevo varios soles y lunas fuera y puede que me eche de menos ahora, pero en fin, después de todo tengo espíritu libre y ya lo debería saber, no es la primera vez que desaparezco, sobre todo aquellas noches de verano cuando me asfixia el calor de su alcoba o aquellos momentos en que siento el flagelo del deseo y me nublo con un contoneo cualquiera. Sí, sé que me echará de menos ahora y yo añoro mucho sus caricias y sus albóndigas.
Obnubilación II
Toda una semana que no lo veo, por mucho que lo llamo no da señales de vida, suerte tener la excusa de la alergia para enmascarar mi pena, que no me atrevo a confesar a nadie.
No lo entiendo, aquel día sentía que lo quería de forma especial, como si una nube me nublara el sentido y le preparé sus albóndigas con más mimo que de costumbre.
Y entonces lo vi aparecer, la boca y los bigotes ensangrentados, ensuciando con un reguero el suelo recién fregado. Jamás vi una cosa tan horrible, me dejó la rata agonizante ante mi puerta, maulló un par de veces y se marchó.
Eva.
3 comentarios:
Obnubilado me dejas! Qué imaginación, y qué original.
Muy bueno.
El miercoles te echamos de menos.
¿Sabes si mandaron tarea? Es que yo me tuve que ir antes.
Paso a preguntarle a la Raquelilla.
Pues acabo de hablar con Raquel por teléfono y me ha dicho que sí, que había tarea, pero que la había colgado Antoñín en el blog, y he venido a copiarla pero no está, pues no sé, espero que alguien se acuerde y nos la ponga. Que disfruteis del puente, que está el día muy bueno. Eva.
Precioso y tierno relato. Te lo has currao bien.
Ay! Eva, cuando calientas la pluma...
No sé si tienes gato, pero como si lo tuvieras.
El comienzo parece entre personas y
si no sale las albóndigas...el cambio es buenísimo.
Después de visto lo visto, qué no
harás con una raspa de pez o unas
espinas de pescado.
Un saludo. moy
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