Infranqueable muro que se levanta tras mis ojos,
hacia ti va dirigida esta oda.
Mantente firme ante el enemigo tembloroso;
que, aunque cobarde y traicionero,
es persistente y mentiroso.
No te doblegues a sus falsas palabras;
no desfallezcas ante su inquina mirada;
no permitas que penetre su hedor nauseabundo;
no te ablandes frente a su tenaz estocada.
De tu fuerza pende mi calma;
mi serenidad reposa tras tus piedras;
tu tenacidad es vital para mi alma;
tu rendición sería mi muerte.
El paraíso resplandece en el bendito silencio;
entre la crepitante multitud conspira el diablo;
en tu refugio encuentro la paz;
tu fortaleza es mi esperanza.
Cuando el fatal destino caiga sobre ti,
olvida mis pretenciosas ansias de vivir,
no me engañes con astutas palabras,
y déjame morir.
hacia ti va dirigida esta oda.
Mantente firme ante el enemigo tembloroso;
que, aunque cobarde y traicionero,
es persistente y mentiroso.
No te doblegues a sus falsas palabras;
no desfallezcas ante su inquina mirada;
no permitas que penetre su hedor nauseabundo;
no te ablandes frente a su tenaz estocada.
De tu fuerza pende mi calma;
mi serenidad reposa tras tus piedras;
tu tenacidad es vital para mi alma;
tu rendición sería mi muerte.
El paraíso resplandece en el bendito silencio;
entre la crepitante multitud conspira el diablo;
en tu refugio encuentro la paz;
tu fortaleza es mi esperanza.
Cuando el fatal destino caiga sobre ti,
olvida mis pretenciosas ansias de vivir,
no me engañes con astutas palabras,
y déjame morir.
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Un día como cualquier otro, casualmente, lo conocí;
él vino a mí, no hube de buscarlo;
se me acercó mansamente, apenas lo intuí;
tampoco tuve necesidad de atraparlo.
Con presteza e ilusión busqué consejo sobre su cuidado,
y lo alimenté diariamente, tal y como me indicaron.
Desde un primer momento se mostró agradecido,
siempre me trató cariñosamente;
yo le correspondo con mucho mimo,
y él jamás es reticente.
Cuanto más le ofrezco sin reparo,
y me entrego en libertad y sin fallo,
mayor es su alegría, y mejores sus regalos;
entonces yo sonrío... y callo.
Nunca sabré si él es mío o soy yo su esclavo;
pero sí que sé que a su lado,
no me faltará el calor.
Mi amigo, mi amo: el AMOR.
él vino a mí, no hube de buscarlo;
se me acercó mansamente, apenas lo intuí;
tampoco tuve necesidad de atraparlo.
Con presteza e ilusión busqué consejo sobre su cuidado,
y lo alimenté diariamente, tal y como me indicaron.
Desde un primer momento se mostró agradecido,
siempre me trató cariñosamente;
yo le correspondo con mucho mimo,
y él jamás es reticente.
Cuanto más le ofrezco sin reparo,
y me entrego en libertad y sin fallo,
mayor es su alegría, y mejores sus regalos;
entonces yo sonrío... y callo.
Nunca sabré si él es mío o soy yo su esclavo;
pero sí que sé que a su lado,
no me faltará el calor.
Mi amigo, mi amo: el AMOR.
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Cómo decir que te quiero
Si sólo pensarlo me da miedo
Si tu ausencia me marchita
Y tu olor me resucita.
Cómo explicar que te amo
Si eres el agua de mi fuente
si me faltas, soy como el lucero del alba al mediodía
y tu presencia es mi mejor trago.
Yo soy el que no es, que únicamente será cuando me miras.
Soy el que no es, que sólo será cuando me hablas.
Soy el que no es, que sólo será si me sonríes.
Soy el que no es, que sólo será si me tocas.
Yo soy aquél que no es, y que tan sólo podrá ser cuando me ames.
Mírame y te veré.
Háblame y te oiré.
Sonríeme y te amaré.
Tócame y sentiré.
Ámame y por ti moriré.
Mírame, háblame, sonríeme, tócame, ámame. Y seré.
Abrázame y gozaré.
Recuérdame y viviré.
Acompáñame y no me perderé.
Aliméntame y creceré.
Si te sientes perdida, grita.
Si tienes miedo, llora.
Si sufres, laméntate.
Si algo te oprime, desahógate.
Si te encuentras sola, golpéame.
Llama a mi puerta y te abriré.
Tiéndeme la mano y te la estrecharé.
Grítame y despertaré.
Siéntate a mi lado y te acogeré.
Escúchame y te hablaré.
Si sólo pensarlo me da miedo
Si tu ausencia me marchita
Y tu olor me resucita.
Cómo explicar que te amo
Si eres el agua de mi fuente
si me faltas, soy como el lucero del alba al mediodía
y tu presencia es mi mejor trago.
Yo soy el que no es, que únicamente será cuando me miras.
Soy el que no es, que sólo será cuando me hablas.
Soy el que no es, que sólo será si me sonríes.
Soy el que no es, que sólo será si me tocas.
Yo soy aquél que no es, y que tan sólo podrá ser cuando me ames.
Mírame y te veré.
Háblame y te oiré.
Sonríeme y te amaré.
Tócame y sentiré.
Ámame y por ti moriré.
Mírame, háblame, sonríeme, tócame, ámame. Y seré.
Abrázame y gozaré.
Recuérdame y viviré.
Acompáñame y no me perderé.
Aliméntame y creceré.
Si te sientes perdida, grita.
Si tienes miedo, llora.
Si sufres, laméntate.
Si algo te oprime, desahógate.
Si te encuentras sola, golpéame.
Llama a mi puerta y te abriré.
Tiéndeme la mano y te la estrecharé.
Grítame y despertaré.
Siéntate a mi lado y te acogeré.
Escúchame y te hablaré.
3 comentarios:
PEDRO: Si estos son tus primeros poemas....¿cuando nos vas a mostrar los últimos?, porque a este ritmo llegarán ala perfección. A mi, aprendiz de poeta, me gustan mucho.
jose maria
pones tanta emoción en lo que dices que los poemas resbalan mansamente por los conductos de la poesia.
fita
Pa que veas que todo este mundo de poesía solo se aviva metiendo un pie, despues otro, hasta zambullirte enterito. Ya no ties escapatoria.
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