A medida que he ido leyendo vuestros relatos, mi terror por enseñar el mío se ha ido acrecentando. No penséis que es falsa modestia, ni que practico la demagogia, es completamente cierto que todo lo que he leído me ha parecido de mucha calidad, ideas muy originales, muy bien desarrolladas, un vocabulario extensísimo, y todo eso aderezado con dosis de fluidez y enganche. Me temo que va a ser ardua tarea subir a vuestro nivel, pero como estoy aquí para aprender, aquí les dejo mi relato, abierto a consejos y sugerencias. Por cierto, está siendo un placer conoceros a todos.
Me despertó un silbido ensordecedor, tanto que antes de abrir los ojos ya estaba inconsciente acolchándome los oídos con las palmas de mis manos. Tardé medio minuto en despabilarme y medio más en comprobar que no estaba sola. Entre la butaca de escay verde y la lámpara de pie que heredé de mi abuela desfilaban una cofradía de enanitos de piel membranosa que me observaban con el único ojo que se adivinaba en su rostro. Permanecí en el más absoluto mutismo durante unos segundos creyendo haber encontrado así la manera de pasar inadvertida, pero mi invento no pudo ser más infructuoso ya que no había terminado de pensarlo cuando se aproximó a mí uno de aquellos menuditos con el sigilo de un ave rapaz y me informó con una voz metálica y casi ininteligible de que yo era la elegida;
-”Eres la elegida” me dijo-“¿Elegida yo?, ¡qué ilusión! ...espera espera…¿elegida para qué?”...cuestioné…
-”No hagas preguntas, hoy es tu día de suerte, confía en nosotros y síguenos”, me dijo.
Lejos de atender su petición y olvidándome por completo de mi nula destreza atlética, improvisé una estratagema para salir de allí pitando, esta era saltar por encima de ellos y tras un doble salto mortal cruzar la puerta que me conduciría a la paz de mi salón. No conseguí más que el impulso para precipitarme, lo demás fue una aparatosa colisión con uno de los enanos, y el consiguiente testarazo en el suelo. No recuerdo golpe tan fuerte, por lo que creo que me suministraron alguna droga de rápida absorción que me hizo perder la consciencia por no sé cuánto tiempo.
Me despertó un silbido ensordecedor, tanto que antes de abrir los ojos ya estaba inconsciente acolchándome los oídos con las palmas de mis manos. Tardé medio minuto en despabilarme y medio más en comprobar que no estaba sola. Entre la butaca de escay verde y la lámpara de pie que heredé de mi abuela desfilaban una cofradía de enanitos de piel membranosa que me observaban con el único ojo que se adivinaba en su rostro. Permanecí en el más absoluto mutismo durante unos segundos creyendo haber encontrado así la manera de pasar inadvertida, pero mi invento no pudo ser más infructuoso ya que no había terminado de pensarlo cuando se aproximó a mí uno de aquellos menuditos con el sigilo de un ave rapaz y me informó con una voz metálica y casi ininteligible de que yo era la elegida;
-”Eres la elegida” me dijo-“¿Elegida yo?, ¡qué ilusión! ...espera espera…¿elegida para qué?”...cuestioné…
-”No hagas preguntas, hoy es tu día de suerte, confía en nosotros y síguenos”, me dijo.
Lejos de atender su petición y olvidándome por completo de mi nula destreza atlética, improvisé una estratagema para salir de allí pitando, esta era saltar por encima de ellos y tras un doble salto mortal cruzar la puerta que me conduciría a la paz de mi salón. No conseguí más que el impulso para precipitarme, lo demás fue una aparatosa colisión con uno de los enanos, y el consiguiente testarazo en el suelo. No recuerdo golpe tan fuerte, por lo que creo que me suministraron alguna droga de rápida absorción que me hizo perder la consciencia por no sé cuánto tiempo.
Cuando recobré el conocimiento, si es que lo recuperé alguna vez, ya volvía a estar sola, pero ahora en un habitáculo totalmente distinto al que había visto por última vez antes de mi desmayo. Me incorporé de la mullida mecedora donde parecía haber dormido toda la vida y con la inquietud de mi curiosidad di un repaso visual a todo lo que me rodeaba. Me asediaban solo paredes de infinita altura y colores inventados y como techo un cielo blanco nuclear salpicado de lo que parecían pequeños arco iris con forma trebolada. Me despertó de mi ensimismamiento el carraspeo de uno de los tres enanitos que para mi sorpresa aguardaban detrás de mí.
-“Bienvenida al mundo ideal...” oí.
-“¡Sería ideal si supiera al menos qué leches hago yo aquí!” respondí con todo el desagrado que fui capaz de vomitar.
-“Has sido la elegida”, aseveró y siguió con la explicación. -“Desde hoy tienes el privilegio de pertenecer a nuestro planeta, al Planeta “Laudio”.
No pude articular palabra, me tranquilicé pensando que todo era un sueño...nada más lejos de la realidad.
Más que por falta de tiempo, no les relato con detalle mi odisea en este espacio por el temor a extenderme demasiado escribiendo lo que después, gracias a mi innata timidez, me va a costar un riñón leer en público, así que en resumidas cuentas os diré que horas después de mi llegada ya me encontraba totalmente acomodada en mi nuevo mundo. Efectivamente fui la elegida y ahora entiendo que una gran privilegiada. Cierto es que aquí no hay Corte Inglés, ni hacen el café expreso que tanto me gusta y cierto es que no emiten Buenafuente y que la Coca Cola no tiene gas, pero aquí nunca sube el euribor, no hay paro para quien no quiera y los políticos son de chocolate. La envidia es un plato típico, y no sabemos diferenciar los colores en la piel. Aquí el sexo no nos enfrenta ni nos discrimina, tan solo se disfruta y no existen las fronteras, ni los pasaportes, y el dinero no tiene valor. El hambre no persiste más de dos minutos, no hay clases sociales y nadie se preocupa por la estética ni les enferma el consumismo. Nadie es inmigrante, nadie indiferente, nadie falto de ética. Las guerras de arroz con leche, el poder solo en manos de nuestra imaginación. ¡Querían un relato fantástico?, permitidme que siga soñando.
Carmen.
-“Bienvenida al mundo ideal...” oí.
-“¡Sería ideal si supiera al menos qué leches hago yo aquí!” respondí con todo el desagrado que fui capaz de vomitar.
-“Has sido la elegida”, aseveró y siguió con la explicación. -“Desde hoy tienes el privilegio de pertenecer a nuestro planeta, al Planeta “Laudio”.
No pude articular palabra, me tranquilicé pensando que todo era un sueño...nada más lejos de la realidad.
Más que por falta de tiempo, no les relato con detalle mi odisea en este espacio por el temor a extenderme demasiado escribiendo lo que después, gracias a mi innata timidez, me va a costar un riñón leer en público, así que en resumidas cuentas os diré que horas después de mi llegada ya me encontraba totalmente acomodada en mi nuevo mundo. Efectivamente fui la elegida y ahora entiendo que una gran privilegiada. Cierto es que aquí no hay Corte Inglés, ni hacen el café expreso que tanto me gusta y cierto es que no emiten Buenafuente y que la Coca Cola no tiene gas, pero aquí nunca sube el euribor, no hay paro para quien no quiera y los políticos son de chocolate. La envidia es un plato típico, y no sabemos diferenciar los colores en la piel. Aquí el sexo no nos enfrenta ni nos discrimina, tan solo se disfruta y no existen las fronteras, ni los pasaportes, y el dinero no tiene valor. El hambre no persiste más de dos minutos, no hay clases sociales y nadie se preocupa por la estética ni les enferma el consumismo. Nadie es inmigrante, nadie indiferente, nadie falto de ética. Las guerras de arroz con leche, el poder solo en manos de nuestra imaginación. ¡Querían un relato fantástico?, permitidme que siga soñando.
Carmen.
8 comentarios:
Y yo me apunto. Carmen, llévame contigo a ese mundo idílico, o por lo menos déjame soñarlo también.
Muy bien hilado el relato y ese entrelazado que haces con la realidad de la redacción. Me gustó leerte por primera vez. Bienvenida y espero que te conviertas en una aaidua escritora del blog.
José María
No sólo estás a la altura, sino que yo diría que más allá. Como todo lo que escribas sea igual de imaginativo, serás la envidia de todos. He disfrutado mucho leyendo el relato, también me ha permitido soñar un poco.
Bienvenida y como dice Jose María, también yo espero verte más por aquí.
Es un verdadero placer comprobar cómo crece esto. Lo que hace grande al grupo es la variedad de estilos, la humildad y el ansia por aprender, incluso de los propios compis. Así que aprovecho para darte la bienvenida y te doy las gracias por permitirnos aprender de ti también, Carmen. El relato es una muestra muy palpable de tu buen hacer, es ocurrente, divertido y con mensaje... ¿que más se puede pedir?
Antoñín
Que en un texto se albergue toda una cofradía de enanitos de piel membranosa,dentro de un mundo utópico(y dicho sea de paso)el texto en cuestión resulte creíble,debe de ser tarea harto difícil. Pues eso Carmen... que lo has conseguido... En fin, ¿no es eso en realidad la literatura? Enséñame el truco.
Muy bueno el texto.
desbordante de imaginación...nos vamos contigo a ese planeta para compartir contigo tu mundo idílico y tus buenos relatos. Estupenda, estupenda, y esto es lo tuyo, a escribir...
Fita
Buen relato Carmen. Me ha gustado la mezcla entre la ficción y la actualidad. Si este es el comienzo ¿ como será lo que sigue?
Juan
Está muy bien Carmen, qué digo, está estupendo. Qué bueno que hayas venido a caer con nosotros. Sigue soñando por favor, y moldeando tus sueños con tus bellas letras...
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