No me atrevería a augurar si fue la falta de experiencia o el infortunio, lo que deparó el angustioso final que las deidades tenían escrito para el que nunca llegó a reinar. Lo cierto es que una mala mañana abrió los ojos tras un amargo sueño lleno de delirios, con la piel ardiente y sudorosa. El temblor hipnótico que le recorría todo su ser, me hizo comprender con prontitud el mal que le aquejaba, y sobre el cual poco se podía hacer; eran muchos los que yo había visto arder con anterioridad en la pira funeraria después de largas jornadas de lucha contra aquellas convulsiones intermitentes, capaces de tumbar y dar fin al más fornido y osado de los guerreros.
Ante mi impotencia, opté por procurarle los mejores cuidados que podía ofrecerle en semejante situación. Su débil constitución, tan sólo fue capaz de aguantar aquel ardor incontenible durante tres noches.
Ante mi impotencia, opté por procurarle los mejores cuidados que podía ofrecerle en semejante situación. Su débil constitución, tan sólo fue capaz de aguantar aquel ardor incontenible durante tres noches.
Mientras tanto, en sus alucinaciones de enfermo, parecía adivinar el inminente final que le aguardaba, y una y otra vez, cuando su conciencia se lo permitía, me agarraba con la poca fuerza que le quedaba del brazo, obligándome a prometerle, por los siete mayores dioses, que no abandonase al olvido entre aquellas impuras aguas su memoria de glorioso príncipe de un fausto imperio, el cual una vez fue grande entre los grandes. No tengo muy claro si los fugaces trazos aquí expuestos sobre su persona, serían de su agrado o si tal vez él hubiese preferido que yo me hubiese dejado vencer por la imprudencia faltando a la verdad, relatando memorables conquistas en su nombre, para la veneración y gloria de éste en épocas venideras. Me consta que esto es algo que ya se ha hecho con anterioridad, y no en pocas ocasiones. Espero que me pueda perdonar mi imberbe príncipe, desde allá donde se encuentre, pero me propuse, al iniciar este relato, dejar constancia sólo de aquello que mi memoria diera por cierto, lo cual comprendo que no se ajustará a la realidad, pero no es menos cierto que esta es la única realidad que yo poseo. Si hay algo que me ha hecho comprender la edad, es precisamente que no hay más verdad en este mundo que la que cada cual alberga en su memoria, y, sea sueño o sea experiencia vivida, lo que aquí cuento es todo lo que fui y lo que ahora me queda. No creo que nadie se espante de tanta sinceridad, porque es bien sabido que poco diferencia a lo pasado de lo soñado, así como a lo esperado de lo imaginado, ya que todo ello, una misma huella deja en nuestro destino.
Como iba diciendo, espero que, desde las alturas, sea aquel muchacho condescendiente con su fiel servidor, que lo fue hasta la muerte, ya que, tras su fallecimiento, ni tan siquiera una digna sepultura, conforme su alta estirpe requería, pude ofrecerle, tal era la situación tan precaria en la que me encontraba. Eso sí, juro por la diosa que me concedió la vida, que oré por sus huesos y rogué a las más altas divinidades que acogieran con clemencia a su leal súbdito, y que, por favor, supiesen perdonarle el estado tan calamitoso y exiguo en el que acudía a ellos desde su existencia terrenal.
Como iba diciendo, espero que, desde las alturas, sea aquel muchacho condescendiente con su fiel servidor, que lo fue hasta la muerte, ya que, tras su fallecimiento, ni tan siquiera una digna sepultura, conforme su alta estirpe requería, pude ofrecerle, tal era la situación tan precaria en la que me encontraba. Eso sí, juro por la diosa que me concedió la vida, que oré por sus huesos y rogué a las más altas divinidades que acogieran con clemencia a su leal súbdito, y que, por favor, supiesen perdonarle el estado tan calamitoso y exiguo en el que acudía a ellos desde su existencia terrenal.
Poco después, adivino que sería despedazado y consumido hasta la extinción por las más diversas y extrañas criaturas que merodeaban por aquellas aguas pantanosas. Reconozco que lo abandoné lleno de remordimientos e ideas confusas, aunque ahora comprendo que fue un final acorde a una existencia banal.
De nuevo la soledad albergó en mi espíritu.
4 comentarios:
Bueno, entiendo que has dejado tu blog para poder colgar mas entradas en el de la Escuela. A mi, con tal de leer tus relatos, no me importa donde los escribas.
Claro que, como en este caso, me falta algo, me parece que los fragmentos están inconclusos. Es como un trailer de algo más, pero supongo que esa es tu intención.
José María
Para Jose María: es normal que notes que falta algo; sólo es un fragmento del libro que estoy escribiendo.
(A ver si nos leemos los títulos...)
Un fragmento... ¿pero es el comienzo o un fragmento entresacado? Es sólo por saber cuál de los dos personajes toma las riendas de la historia, o si son los dos incluso. Supongo que hay mucho de mensaje en este trocito: la gloria pasada devorada por alimañas en un pantano nauseabundo. La vida misma... ;-)
Ya nos contarás Pedro. Un abrazo.
Recreas muy bien la memoria histórica pero lo que me intersa son las reflexiones del personaje sobre la vida y la muerte, la fidelidad al amigo/señor etc...te metes en la forma del relato crónica que tanto me gusta. sigue...Fita
Publicar un comentario