lunes, 10 de diciembre de 2012

Pelar patatas.

Mi pequeña aportación al ejercicio búsqueda de la poesía (aunque no asista).


Domingo por la mañana. El sol entra por el ventanal de la cocina. Mi mujer y mi hija están sentadas una frente a otra pelando patatas para lo que va a ser una suculenta tortilla. Charlan relajadamente, la luz y el calorcito invitan a ello. No oigo lo que dicen pero parece una conversación distendida, de madre e hija, la que probablemente no tendría con su padre. Las observo desde la puerta manteniéndome prudentemente al margen. Mi hija pela la patata con cortes rápidos, pequeños, imprecisos, llevándose en algunos tajos más patata que piel, girándola como si fuera una peonza, como su vida, impaciente por llegar a otra etapa que también querrá consumir veloz; mi mujer como si ya hubiese pasado por todas las etapas, pela la patata despacio con precisión, sin dejar ningún ojo, es capaz de dejarla limpia con una sola monda. Resulta curioso descubrir cómo pelar una patata se puede convertir en toda una metáfora de la vida. 

Alfonso

1 comentario:

Equilibrista dijo...

Qué curioso y sugerente que un acto tan cotidiano y rutinario pueda esconder una metáfora tan profunda. Me alegra que compartas tu tarea y tu mirada poética, Alfonso. Gracias!