sábado, 31 de marzo de 2007

Hay experiencias que después de vivirlas
se podría guardar,tapadas, en un tarrito de cristal
transparente, para poder hacer con ellas lo mismo
que hacía la viejita del cuento de Antoñín.

Bueno, pués la mía de ayer noche ya está guardada
y como el tarro es transparente, ahí la teneis



ANOCHE

Ayer anduve tus calles dormidas,
de aceras relajadas,
caidas las luces, caidas las almas.
Anduve entre tus calles ancianas,
pisando por mi infancia,
mirándome y sintiéndome
pequeño y asustado
por esquinas, por somnolientas plazas.
Anduve entre tus calles
oliendo de tu noche,
oliendo tu frescura, tu mar de primavera,
a madre, a luna,
a lo mismo de entonces.
Anduve entre tus calles ceñidas,
diminutas, oscuras, vacias,
de planos de tesoros,
casi con cruz de guía.
Y anduve por tus calles
y anduve, y anduve...
oyendo el taconeo
de infantiles recuerdos
que atrás me perseguían.
Paseando por tus calles
con cuatro Musas iba
bajo un incierto cielo
poniendo fin al día,


moy 31 de marzo 07

3 comentarios:

Escuela de Letras Libres dijo...

No me atrevo a pedirte que me esnseñes ese tarrito, porque sería una pena que al abrirlo se escapara siquiera una migita de esos aromas. Suena a melancolía, pero aun así...felicidades por haberte embebido de ese paseito.

Antoñín.

M.Luz dijo...

oleeee Moy! que paseo más inspirador. Creo qeu es la primera vez que soy testigo y me sé dentro de un poema. Que guay!, grassiassss

Escuela de Letras Libres dijo...

Moy que poema tan entrañable, las cuatro charla que te charla y el que estaba callaíto era el que más tenía que decir. Gracias también.

Eva.