lunes, 19 de diciembre de 2011

¿MIL PALABRAS?


            Mil palabras. Ahora mil palabras, casi ná (por cierto, ¿”ná” contará como palabra entera o como media palabra? Bueno, que lo decidan los jueces que para eso están). Antes que si cien palabras, ahora que si mil; ¿es que esta gente no se van a cansar nunca? Como si fuese tan fácil... aunque a lo tonto a lo tonto ya llevo unas... cincuenta y nueve; ya me queda menos.
            El caso es que qué se puede contar en mil palabras; a saber. Podría intentar emocionar al personal con cosas como “la cálida e iridiscente luz crepuscular sumergiéndose en un mar de cenizas ardientes”, etcétera, etcétera... ¡Ñoñerías! Ya a nadie se le ponen los pelos como escarpias con estas pamplinas; por no decir que yo no valgo. Igual esperan de mí que les sorprenda con profundas reflexiones incomprensibles del tipo “somos parte inmanente de un Todo absoluto, creador, infinito e inabarcable que nos envuelve, nos protege...” Ufff, quita, quita, no me lo creo ni yo; no convenzo ni al bebé de mi vecina. Además, a estas alturas, quién quiere convencer a nadie de nada, allá cada cual, total, yo sólo sé que no sé nada; ¡ea! Ahí queda eso.
            ¿Cuántas quedan por Dios? ¡Casi ochocientas todavía, Madre del amor hermoso, esto no se acaba nunca! A ver, ahora qué... Ah sí, ya sé, lo del dramón lagrimoso con final inesperado y algo cómico suele quedar bastante resultón, ¿qué no? Espera, espera, me parece que eso está ya demasiado visto, mejor lo dejo que los colegas y las gachices están de un tiquismiquis que espanta. También podría atreverme con algún relatillo misterioso, de esos que te dejan con dos palmos de narices cuando llegas al final y te das cuenta de que, o no te has enterado de nada o el autor se ha pasado de listo inventando casualidades imposibles. No sé, no sé... aunque pensándolo mejor, demasiado curro para la hora que es; tendrá que ser algo un poco más sencillito, tipo cuentecito infantil o aventura quinceañera... claro que con eso no llego a ningún lado... ¿dónde quedaría mi reputación? Qué va, qué va (palabras de relleno).
            El caso es que todavía no llevo ni la mitad (trescientas sesenta y nueve) y aquí sigo, tal y como empecé, con la mente más en blanco que... ni una triste comparación medianamente original se me ocurre, esto es grave; y parecía fácil el jueguecito este, no ni ná. Bueno, vamos ya al lío ¿no? Que se va la tarde; me meto del tirón con un relato histriónico-místico-espirituoide y todo el mundo contento, ¿vale? ...esto,... ehh... verás tú... joder, estoy perdiendo facultades, ya no sé ni cómo empezar... vamos a ver... qué va, ná de ná (dos medias palabras hacen una ¿eh?). Además, seguro que me hubiese salido una cosa una jartá de empalagosa; mejor lo dejamos así.
            ¿Y ahora qué? No quiero mirar, no quiero mirar... cuatrocientas setenta y tres... ¡Imposible! ¡Si llevo toda la tarde escribiendo!; no me lo puedo creer, esta máquina tiene que estar escacharrada o algo. Hasta sudores me están entrando, esto es peor que una carrera de fondo, quién habrá sido el malaje que se ha inventado esto, qué malas ideas hay que tener. A que lo dejo... No, venga ya, tú puedes. Vamos allá.
            Erase una vez que se era... jeje, vale, vale, era broma, si no me lo tomo con humor ya me diréis; si es que es para suicidarse. Menos mal que esto no va para ningún cuadernillo de esos ni nada, si no, qué vergüenza. En la vida habría imaginado que sería tan complicado escribir mil míseras palabras.
            Como  me dé el punto y me agobie más de la cuenta les meto entre pecho y espalda un monólogo depresivo-compulsivo de escritor desquiciado y un tanto arrogante, por no decir pedante, pretendiendo entretener a los sufridos lectores con una sarta de memeces y palabrería barata de falsa modestia y humildad sensiblera con miras nada más que a encumbrar aún más su orgulloso ego... ¡No, no, por Dios, eso sí que no! Pobrecitos, qué culpa tienen ellos; eso sería lo último, antes mejor me meto a gacetillero del corazón, ¡un monólogo de esos tan aburridos, ¿yo? Qué va, qué va, no sé ni cómo lo he pensado siquiera! Sería incapaz.
            Mira, ya van más de setecientas palabras, como el que no quiere la cosa; no si al final verás tú... Pero el caso es que llevo ya unas cuantas y aún no he contado nada de interés, o al menos que entretenga algo, qué menos, digo yo. Me van a linchar como siga así, qué manera de hacer el ridículo, a mi edad. Ajajá, ahora sí que sí: un pequeño ensayo de esos de los míos sobre cualquier temita interesante, que eso siempre cuela y suele ser algo instructivo además, ¿a quién le iba a molestar? A ver a ver... sobre qué podemos escribir... ¡Ya está! Sobre la Inspiración, qué mejor, ya que estamos. Podría decir algo así como que la Inspiración es ese momento de quietud mental donde el artista es capaz de expresar sin esfuerzo, o  con poco esfuerzo, todo aquello que su verdadero Ser Interior le susurra al oído, procedente de la Fuente originaria que todo lo contiene... por ejemplo... no está mal, no está mal, me va gustando. Qué más... eso es, también podría quedar bien aquello de que la Inspiración suele ser un instante de iluminación en el que el tiempo y el espacio pierden su condición limitadora y el artista penetra de manera inconsciente en otra dimensión donde la creación es lo natural y el Ego desaparece tras el velo que surge dejando oculto temporalmente ese otro mundo material donde queda aquella ilusión a la que llamamos Vida... está bien, pero... se me fue la Inspiración, también es mala pata.
Y para lo que queda no me merece la pena seguir pensando... a ver cómo termino... ¡ah! ya está: Novecientas, novecientas noventa y cuatro, novecientas noventa y ocho y... ¡MIL!

Palabras de regalo: Espero que podáis perdonarme, que uno está muy mayor ya para estas cosas. ¡FELIZ CUMPLEAÑOS, BLOG QUERIDO!

2 comentarios:

Carmen dijo...

jaja, lo que da de sí la indecisión, na más que 1000 palabras, casi ná. Me ha encantao, qué original!

Besos.

Equilibrista dijo...

Muy bueno Pedro! Y no sólo lo digo por la parte cómica. Y es que dices cosas muy muy interesantes.

Me ha gustado tío, a ver si con esto se anima más gente a hacer un texto de mil palabras.