A la princesa Candela le encanta pasear por la charca de las ranas. Tontea juguetona por su
orilla recogiéndose el vestido y danzando de puntillas.
orilla recogiéndose el vestido y danzando de puntillas.
La princesa Candela manda callar a toda la corte cuando oye un croar entre jacintos, cierra los ojos y pone morritos relamiéndose por dentro. Sabe de los placeres prohibidos que
encierra ese sonido distante. Su majestad el rey le explica constantemente las bondades de las perdices estofadas, pero la Princesa Candela se pirra por un buen par de ancas de rana fritas.
encierra ese sonido distante. Su majestad el rey le explica constantemente las bondades de las perdices estofadas, pero la Princesa Candela se pirra por un buen par de ancas de rana fritas.
6 comentarios:
Menuda sorpresa!! eso es que la princesa Candela aún no tiene edad para besar sapos. Genial Alinando.
Pero tiene ya edad para mojar sopa jajaja
Está gracioso :D
Jaja, tan geniales los comentarios como el propio relato. No sé si estas nuevas versiones serán aptas para niños o no, pero a mí me encantan... y eso me convierte en principe encantado (espero que nadie me coma las ancas).
No sé si retratas lujuria o gula, o ambos, pero el retrato es estupendo
La cosa está como para cuentos de princesas, pero a mí me ha encantado, aunque no comería ancas de rana ni aunque fuera princesa. Tampoco perdices estofadas. Sería extraordinario saltarse todas las normas y comerse..........?????????
Lo dicho: Genial.
Loli.
Yo también me quedo con las ancas de rana frita. Esa princesa no tendrá mucho gusto culinario, pero a libre no hay quien le gane. Vaya cuentos te sacas de la manga...esa manga prodigiosa. Me encantó Alindanito.
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