No podía resistir dejarme invadir por la melancolía, cada vez que en una reunión de amigos, ellos llevados por la costumbre pedían un determinado refresco, solo o con alcohol, eso daba lo mismo. El origen de esta costumbre la impuso mi amada BEA, quien con su risa fresca y cantarina, continuamente solicitaba del camarero más bebida, y en concreto más FANTA. Nunca supe el porqué de esa devoción por la mencionada marca, ni como podía trasegar 8 o 10 botellas en menos de 2 horas, de ese líquido dulzón y con sabor a jarabe, sin ni siquiera ir al aseo a dejar sitio a las siguientes. Pero BEA se fue, y allí donde ha ido no creo que tengan esa bebida.
Así trancurrieron los dos últimos años, hasta que conocí a ARANTXA, ella bebe cerveza y tinto como el que más, y yo liberado de mis recuerdos, en las reuniones de amigos, grito al camarero: MAS FANTAS, MAS!!
5 comentarios:
Pues me parece sencillo pero muy bueno, divertido y que encaja con el tema del cuadernillo. Y no lo digo sólo por el juego de palabras.
Han servido los ánimos que te dimos en clase :D
Muy bueno!!!!!! La verdad es que la Fanta está riquísima pero donde se ponga una cervecilla..................
Te sigo. Mil gracias.
Tierno y sensible tu relato genialsiempre, y sin embargo no cae en lamentos. Si señor, muy elegante.
Coincido con los compis: sencillo y conciso, pero con mucha miga. Y quien diga que no ve los fantas-mas por ningún lado debe estar ciego.
jajaja, lo que no se te ocurra a ti...
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