miércoles, 9 de mayo de 2007

Monos de playa


…y los pequeños monos del pequeño Gibraltar se alimentaron en el pequeño gran árbol, y una vez ahítos se bajaron lentamente de éste, y se dirigieron a la playa a lavarse las ingles del alma, y allí fueron petrificados por un imaginario rayo verde, producto de la hipnosis provocada por el zumbido de miles de mosquitos que buscaban su maná sobrevolando un estruendo de siseos generado a su vez por un monstruo ahogándose en las profundidades del mar, y los mosquitos se alimentaron, y cayeron en la cuenta de que aquella sangre espesa que inflaba sus abdómenes no les pesaba en su ligero vuelo, sino que incomprensiblemente les elevaba, y los pequeños monos comenzaron a alejarse, y un@s se tapaban la boca, y otr@s se tapaban las orejas, y otr@s los ojos… y otros el rabo… y esto será siempre incomprensible, y no se repetirá jamás… ni falta que hace, pero tampoco se olvidará nunca…
Antoñín

2 comentarios:

Anónimo dijo...

No sabes con el cariño que leeré
y recordaré esto, que tan magistralmente describes, cuando
tenga la misma edad que mi padre
tiene ahora.

Y si me deja en genética herencia
su Alzehimer, no te quepa duda, Antoñín, que andaré buscando un
verde resplandor por las paredes del salón.... y nadie me comprenderá.

Gracias, magistral recordatorio
notarial de una puesta de sol.

moy

Raquelilla dijo...

Y nosotros, pequeños roedores mirando todos a la puesta de sol...o a Lauren?...o a tí?
Ra