martes, 28 de octubre de 2008

EL INQUILINO

Hoy no tengo ganas de nada, ¿sabes?. Miro el televisor y solo veo una cara de abatidos ojos y una estantería con libros y algún que otro trofeo. El aparato está apagado porque me cuesta ponerlo en marcha. Ya me sé lo que va a salir nada más que lo conecte. Es lamentable que la ciencia avance tanto para tan poco. Intento mirarme en el reflectante cristal de la tele porque los espejos de mi casa no me reconocen, pero eso de ser famoso me parece que no me va.

Dice un especialista en tratar a personas decaídas que no me preocupe, que lo mío es pasajero, que es cuestión de tiempo y sobre todo de tranquilidad, mucha tranquilidad.

Pero cómo se puede tener sosiego cuando tus propios espejos no te reconocen. Me gustaría ver a ese psicólogo afeitando a otra persona : le hablas y no te responde, temes cortarle, te cabreas con él y le da igual y después de terminar a duras penas, en el espejo sigue la misma apesadumbrada cara y, lo que es más chocante, la misma barba.

Es cuestión de tiempo, ¿de cuánto tiempo?.

No obstante puedo sobrellevarlo porque vivo solo.

¿Te imaginas vivir con una familia y que nadie se reconozca en sus propios espejos? … si lo mío raya la locura… ¿ qué sería la vida en una casa en la que nadie se reconoce ?.

Ya no lo soporto más. He roto todas las lunas de todas las habitaciones, la del baño y una pequeña que hay en la cocina y me siento bastante más tranquilo. Estoy empezando a mirarme en las paredes, en las puertas, incluso en los muebles. ¿Te parece que esto es de locos?, ¿es de loco intentar saber quién eres y tocarte la cara centímetro a centímetro con las trémulas yemas de tus propios dedos y no sentir la carne?. Pues ya se acabó, no vuelvo a mirarme en ningún otro espejo. Qué importa saber quién soy si lo mío es pasajero. Todo es cuestión de tiempo.

Por cierto te he visto al pasar en el espejo del salón y sigues con la misma ridícula barba.




Bueno, tan solo es un ejercicio de narrativa en el que intento crear personajes.

moy. un saludo.

2 comentarios:

Pedro Estudillo dijo...

Más que crear personajes, parece que los estés destruyendo. Vaya paranoia que te has montado con los espejos y las barbas, cómo sólo tú eres capaz de hacer.
Auque ahora que lo pienso, qué mejor forma de construir que empezando desde cero, con los cimientos.

Anónimo dijo...

Siniestra y espeluznante familia de espejos sin caras o de caras que no se ven a sí mismas. Da miedo y morbo...¿Se verán, se conocerán?...
Fita