miércoles, 5 de noviembre de 2008

LA ESPUMA QUE NO CESA

Os dejo el poema que recité a duras penas, espero que lo disfruten como yo cuando lo creé, es un placer compartir esto con vosotros.


LA ESPUMA QUE NO CESA:

Querría saber si el tiempo,

despiadado amigo,

al igual que la ingrávida Luna,

poseía el mismo y extraño don…

de la fuerza física de las olas…



Querría saber si podría arrastrarme…

… más allá de su atracción celeste,

de la tormenta y mis sentidos,

vomitando

tu venusina espuma de mi boca.



Querría saber…

… si soy de agua,

o de cristal,

o de coral,

o de tan solo piedra corroída,

donde habitan otros seres submarinos…

burbujeándote poco a poco a la superficie

de estas viles endorfinas que me ahogan…

que me agarrotan, que me hacinan

 a la deriva…

Ya…

no tengo asilo ni en mi mente

y como barco sumergido

me despido…

narcóticaticamente

de mí…

No podría ser de otra manera,

quién atentaría a despedirse de ti,

igualmente…

y sin embargo…

cual autómata rabo de lagartija,

sigue supurándome la vida:

Afanándote,

regurgitándote

a través de esta carne

y de su herida,

a través de estas venas corales,

y otras estructuras moleculares,

de arterias coronarias en piedra viva.



No, no soy de piedra,

tampoco sé si vivo,

blanco, como el coral muerto, soy,

perdido,

trocado, naufragado,

abortado de tu vientre

en el pálido y reseco rostro del sílice

donde van a parar los fieles y amantes

del anhelo de los soñadores,

de las sílfides sangrientas,

de los hambrientos interfectos,

y las manos descubiertas.



Allá donde se postraron las valientes rodillas

de Odiseo, Perseo, Morfeo o Eneas, voy.



Allá donde a todos les llega la hora suprema,

como a los anónimos muertos de guerra,

como a los poetas muertos,

como a la poesía muerta.



Allá donde el solo dolor se esmera.

Allá donde solo quedan las tardes silenciosas,

los niños felices, las canciones agoniosas.



Allá donde solo se recrea este réquiem de dolencias,

el cuento de tu vida y la elegía de mis penas.



Allá donde solo resta el amor que nos queda,

las sombras del reloj…

y la espuma…

… que no cesa.



POR: Julio C.M. (Entremispalabras)

6 comentarios:

Pedro Estudillo dijo...

Su lectura lenta y pausada me ayudará a comprender un poco más todo eso del ritmo.
Lo cierto es que me parece un poema trepidante y muy vivo.
Enhorabuena, y espero que no sea el último que compartas con nosotros.
Un abrazo.

genialsiempre dijo...

Me alegra leerlo después de habértelo escuchado, así lo puedo saborear de forma más íntima. Creo que has escrito un poema digno de releerse, mi enhorabuena y me apunto a la sugerencia de Pedro.

Jose María

Raquelilla dijo...

La soltura se experimenta tras unos cuantos recitales mas, no te apures que todos hemos pasado por ello. Recuerdo las primeras veces que leí mis composiciones en el taller: me temblaba hasta el último dedo del pié. No desesperes, ya verás cómo te vas soltando poquito a poco. Por fín tenemos otro poeta entre nosotros y buenísimo, cuidadín Moy que la competencia cada vez se hace mas dura, jijiji.

Anónimo dijo...

la espuma salpica a ritmo tus versos...es lectura profunda...Sigue compartiéndolo. Fita

Anónimo dijo...

Pues que no cese la espuma y, que no cese la poesía que en definitiva es todo un festival para los sentidos.
Gracias por ofrecer gozo y sufrimiento. Suframos y gocemos, para que la llama de la poesía ilumine este interminable tunel.
Que no cese la espuma.

Equilibrista dijo...

Julio, te tengo que decir que me ha gustado mucho leerlo, porque merece la pena detenerse. Y que espero verte por aquí más. Un poema con fuerza, muy intenso. Bravo

David