jueves, 1 de enero de 2009

Feliz, feliz Año nuevo

Antes de abrir la puerta que daba a la calle ya se olía el frescor de la mañana . La cerró tras de sí y respiró profundamente . Parecía encontrarse dentro de un cuadro y podía empezar a caminar por él. Eso se le antojaba la calle y sus alrededores , una naturaleza más bien muerta que viva. Aquella tranquilidad, aquel silencio casi absoluto, todo era como pintado solo para él. Porque él era la única persona de ese paisaje urbano en esa mañana. Recordó haber sentido lo mismo que aquel instante cuando estuvo entre la vida o la muerte: aquella incipiente paz. Y también recordó que el primer día del año, del pasado 2008, también anduvo por el mismo cuadro. Dio la vuelta a la manzana y todo seguía igual de desierto, nadie. Agachó la cabeza y andaba como teledirigido, pensativo, pero con el paso decidido. Cruzaba calles sin levantar los ojos, confiado en el silencio, completamente abstraído del cemento que iba pisando.


Pensaba quizá en el impactante, para él, primer plano de una foto de un niño palestino menor de 10 años que guardaba la pantalla de su ordenador, lanzando una piedra, lleno de orgullo y en el centro de un escenario de fuego y de horror. Contrastaba la tranquilidad y la paz de aquella preciosa mañana que podía incluso ir pisándolas en ese mismo momento, con el escenario que estaría viviendo el niño de la foto . Quizá también pensase en otras cosas, otros flashes de preconcebidas ideas le salpicaban la mente, pero no podía quitarse de la cabeza el dolor de los demás, el dolor y la rabia que aquella foto mostraba.
Al cruzar otra calle levantó un poco los ojos y al ver el escueto dibujo del peatón en la señal de tráfico empezó a oír en su interior un preludio de Chopin. Él veía en la silueta del dibujo a aquel niño palestino andando sobre las enormes teclas de un idílico piano, y volvió a bajar sus ojos en su andar pausado. Y continuó caminando pensativo por la remarcada acera hasta que alguien, un ciclista quizá, rasgando el mágico silencio que le envolvía, le sacó de la abstracción por la que caminaba. Levantó la cara y ya no iba por aquel cuadro de antes, ya las calles eran reales y empezó a oírse los árboles, el viento acababa de desperezarse. Pero aún , a excepción de aquel quizá ciclista, él parecía el único habitante del contorno.
Al bajar la acera miró en dirección al ruido que unos golpes producían y vio algo que tildó de surrealismo puro: un niño de no más de tres años sentado en el centro de la calle jugando a golpear la carretera con un martillo . Intentó plasmarlo con el móvil porque la imagen era inusual, pero no lo llevaba encima, ya casi nunca lo usaba. Los padres del niño deberían estar allí cerca pero parecía que eran demasiado permisibles sabiendo de la paz de ese día tan especial y tranquilo de Año Nuevo. Volvió a comparar escenarios y siguió su camino. Ya las calles empezaban a cobrar vida con los sonidos de alguna persiana , con el ronco rugir de la puesta en marcha de un coche; con el olor a café y a pan quemado y con aquellos pasos que le seguían de cerca . Alguien estuvo algunos metros pisándole los talones hasta que le tomó la delantera llegándole a saludar y felicitándole por el nuevo año que comenzaba. Hacía esto sin pararse y sin volver la vista atrás, parecía tener más prisa que él y daba la sensación de que iba tan feliz como la misma mañana .
- Hombre!, feliz Año Nuevo - le decía aquella persona que enseguida reconoció al situársele delante.
- Igualmente. - respondió él con la voz casi apagada y volviendo a bajar los ojos.
Aquel hombre se alejaba y le seguía hablando sin mirarle, qué! Pensando, pensando, eh?, pues ya lo hecho hecho está, le dijo y siguió caminando más a prisa que él. No, no pienso en lo hecho, respondió sin dudarlo, voy pensando en lo por hacer, y el hombre que ya le cogía algunos metros de distancia se paró, volvió la cara y le sonrió continuando su paso , esta vez algo más lento y pensativo, a saber qué se marchaba pensando.


Bueno, esta es mi manera de recibir a esta nueva mañana, a este nuevo día, a este nuevo año.

Os dedico este relato. Lo mejor siempre está por llegar, siempre está por conseguirse.


Un saludo. moy.

9 comentarios:

M.Luz dijo...

Moi escribiendo relatos?!! empieza bien el año. Para mi lo mejor, lo único, no está por venir sino que es el mismísimo momento en que respiro, las teclas del ordenador que tengo entre mis dedos ahora. Perderse en el instante presente, es hacerle una jugarreta al tiempo y es toda una experiencia, pruébalo, besos.

genialsiempre dijo...

Describes una situación que a mi personalmente me gustaba vivir cuando residía en Madrid, pasear la mañana de año nuevo por las calles desiertas. Aciertas en las descripciones y en los pensamientos, parece como si te lo hubiera contado, pero, claro, no me esperaba otra cosa.

José María

Anónimo dijo...

Todavía estoy esperando respuesta de tu amiga bloggera de Rusia. Que Dios te bendiga hermano

Pedro Estudillo dijo...

Yo diría que es un relato verídico, ya que también yo he vivido situaciones parecidas a menudo. Claro que como tú lo cuentas parece magia pura.
Bonita manera de empezar el año.
Y además haciéndonos pensar tan temprano, para que nadie se duerma.

genialsiempre dijo...

Moy, ves? las imágenes acompañan a tus bellas palabras. No hay porqué descartar nada.
Ojalá que lo más hermoso que quede por llegar sea la paz para todos.

Eva.

Raquelilla dijo...

Todavía recuerdo lo reticente que te mostrabas cuando había que escribir relatos el año pasado, decías que no te salían bien, vaya telaaaaa los que te sacas de la manga últimamente, menos mal que te estas animando.

Escuela de Letras Libres dijo...

Eso Moy, lo hecho hecho está, pero yo no te voy a pedir que no le des más vueltas a lo hecho, al contrario, yo te pediré que sí le des más vueltas en tu coco y que luego nos lo narres con esa maestría. Un abrazo.

Antoñín

Equilibrista dijo...

He seguido tus pasos y el fluir de tu pensamiento en este cuento de año nuevo. Me ha gustado lo del paso de peatones y las teclas del piano. Se pueden rascar muchas metáforas por ahí. Sigue dándole caña al relato.

Escuela de Letras Libres dijo...

memoria con conciencia, es el mejor propósito de año nuevo. Gracias. fita