lunes, 11 de junio de 2007

El sello


EL SELLO

Ayer me sucedió una cosa muy extraña, al menos así me lo pareció a mí. No se que opinarán ustedes.

Salí de mi casa por la mañana muy temprano y junto a mi puerta, sobre la acera, pude ver un trampolín allí colocado y listo para su uso. Recordé mis tiempos de saltador –era de los buenos por cierto- y un poco tímidamente me fui colocando en posición. Al principio no me atrevía del todo a usarlo, pero el gusanillo me iba picando al tiempo que con leves movimientos de vaivén comencé a dar saltitos para tomar un buen impulso y saltar. No lo pensé más y tras acumular potencia tomé un gran salto que me elevó más de cinco metros sobre el nivel del asfalto. Una vez en el cenit de la parábola, armoniosamente, acerqué las puntas de los dedos de mis manos hacia los dedos de mis pies en un carpado impecable. Al bajar me puse de nuevo todo lo recto que pude y cuando llegaba al suelo me di cuenta de lo peligroso de la maniobra y de lo tarde que era ya. Me puse a andar de nuevo por la acera hasta llegar a la esquina.

Me lancé para cruzar la calle a nado y en mitad de la travesía aprecié una vibración por todo mi cuerpo. Mi intuición me hizo zambullirme en un gesto instintivo. De repente una moto acuática pasó como una exhalación sobre mi cabeza… ¡es que van como locos! Al subir de nuevo a la acera del otro lado de la calle me di cuenta de que iba con tres horas ya de retraso a la oficina. Saqué mi ala delta del bolsillo derecho y conseguí plantarme en mi trabajo media hora antes de que abriera. Menos mal que no miré en mi bolsillo izquierdo, allí tenía mi avión Harrier de despegue vertical y con él me hubiera colado un día antes. No me gusta hacer noche en la oficina, hacen un café horrible allí.

Pero vamos al meollo de la cuestión, les he dicho que me sucedió algo extraño, y es que antes de entrar en mi trabajo pasé junto a la oficina de correos. Allí pude ver a una señora con un niño al que tenía sujeto sobre el mostrador. Al principio pensé que lo sujetaba mientras hablaba con el señor de correos por no dejarlo en el suelo al libre albedrío de sus infantiles fechorías, pero hete aquí que descubrí la clave de dicha actitud: El niño tenía sobre su pecho un sello de correos cuidadosamente pegado. ¿No les parece eso extraño? ¿Podrían ustedes decirme si se puede enviar un niño por correo ordinario? A veces creo que este mundo se está volviendo loco. Hay gente pa to.

Jaime Larios (Jim para los amigos)
……………………………………………………………………………….
INFORME PSIQUIÁTRICO: El paciente Jaime Larios acude a consulta para revisión periódica. Se le aprecia recaída conductual y trastornos en sus hasta ahora controladas alucinaciones. Se le detecta posible ingestión de alcohol acompañando a su medicación habitual. Persiste la temática de sus alucinaciones, aunque en este último aspecto se percibe un nuevo dato relevante pendiente de estudio: Incluye en las mencionadas alucinaciones a nuevos personajes (niños y sellos de correos). En un primer estudio en policlínica no es posible la evaluación de estos nuevos datos, por lo que se procede a su traslado a planta y a su ingreso hospitalario.


Dr. Niyo
Gabinete de Psiquiatría



………………………………………………………………………………
Charla de hace unos días entre dos de los miles de usuarios del sistema MSN:


Telma:
¿Tu has recibido ya tu carta?
Luis:
Aun no, aunque habiéndome ido el sábado, a lo mejor ha llegado este finde y yo no he mirao
Luis:
La tengo que terminar y mandarla hoy mismo o mañana
Luis:
O tengo que buscar su casa y echarla a su buzón yo mismo
Telma:
¿Sabes que me paso cuando fui a comprar el sello?
Luis:
Porque no sé si va a tardar mucho
Luis:
Que
Telma:
Mira llevaba el sello en la mano y lo iba a pegar en la misma calle
Telma:
Y como andaba sin mirar por donde iba
Luis:
Lo perdiste
Telma:
Me tropecé con un nene mu chiquitito como de añito y medio
Luis:
jijijiji
Luis:
aiiiii pobresito
Telma:
Entonces por que no se cayera el niño lo agarre y perdí el sello
Luis:
Que noble eres, tita
Luis:
jijiji
Telma:
Y luego no lo encontraba por ningún sitio
Telma:
Total que compre otro
Telma:
Fui y compre otro sello
Telma:
Y cuando voy a pegar el otro
Luis:
Y ese sobrevivió
Luis:
jijiji
Telma:
Es que ahora viene como una pegatina
Luis:
iraaaa
Luis:
Chupaste el papel pa na
Luis:
jijiji
Telma:
Bueno, pues me voy con mi carta y veo al nene con el sello pegao a la camiseta
Telma:
Jajaja
Telma:
Anda que parecía una loca riéndome después por la calle yo sola
Telma:
Total que en vez de uno compre dos sellos pa que veas
Luis:
aiaiiiiiiiiiiii

.

.

Antoñín

6 comentarios:

Escuela de Letras Libres dijo...

Ay Antonio chiquillooo, que habilidá pa alegrar la mañana y sacar un relato sabroso de todo lo cotidiano, que bonito sería el mundo con más locos y menos cuerdos.

Lo que no has mencionado son las aventuras de Raquel con plastilinas, polillas con cola de ratón y perdidos en Madrid... bueno, ya conoces la historia.
Muuuuuuuchas gracias por seguir por aquí.

Eva.

M.Luz dijo...

ufff, total, que la causa del ingreso del pobre hombre ha sio la eva. jajaja que arte el relato de ficción y el de la realidad, que bien hilvanaos

Anónimo dijo...

Supongo que Raquel y Eva te habrán dado permiso para poner una conversacion privada aqui. Te felicito, es un relato superdivertido.

Raquelilla dijo...

Pos la verdad es que yo me he enterao hoy de que estaba colgao, pero bueno, a nuestro Antoñín se lo consentimos toito. Y si quereis escuchar toa la historia enterita me haceis la petición y os la contamos etatarde, no tie desperdicio.
Ra

Raquelilla dijo...

Por cierto... como se nota que te gusta el drinkin, y seguro que su mujer se llamaba Ginebra.
Ra

Anónimo dijo...

Hola !!! dejeme felicitarle por tener un interesante blog, y le agradeceria si pudieramos
realizar un intercambio de enlaces , mis datos a enlazar es Titulo: Filatelia
Url: http://www.infimar.com en cuanto a vuestro
os enlazariamos en http://www.infimar.com/esp/0.html espero su
respuesta, muchas gracias seo@infimar.com