lunes, 18 de enero de 2010

POEMAS LIBRES

Como no voy a poder ir el próximo miércoles y sabiendo que la tarea era poemas libres, os voy a dejar una reseña de un gran poeta haitiano que vivió mucho tiempo en R. Dominicana (milagrosa isla donde las haya).


Jacques Viau, era hijo de un importante líder político demócrata haitiano, que fue candidato presidencial en Haití, en unas elecciones fraudulentas que Francois Duvalier "ganó", para convertirse en el sanguinario dictador que oprimió durante lustros a ese hermano país.
Alfred Viau, su padre, vino huyendo a la República Dominicana en 1958 junto a sus dos hijos y familia y de inmediato se dedicó a la enseñanza del francés en nuestros planteles escolares.

Jacques Viau, hizo vida común con los poetas y artistas que caminaban por la calle Él Conde y tertuliaban en las cafeterías. El estuvo en "Arte y Liberación", un grupo dirigido por el gran pintor Silvano Lora, que en el patio del viejo ayuntamiento daba recitales de contenido social.

Jacques era sensible y de un espíritu cultivado. Era un haitiano que amaba profundamente a su país y rechazaba la dictadura. Era un haitiano que dijo: "nadie que no sea joven habitará esta isla un día". Era un haitiano que dijo: "que un día los hambrientos comprendan que la vida les pertenece / que el callado plañidor de las calles, edifique con lo que sus manos nunca han tocado..."

Cuando llegó abril de 1965, este joven de apenas 22 años, que caminaba la ciudad pequeña con sus cuadernos de poesía, que daba clases en el Liceo Dominicano, con sus grandes ojos claros, con su voz serena, se unió a los jóvenes dominicanos que levantaron trincheras para defender la bandera tricolor.

Alfred Viau, su padre, vino huyendo a la República Dominicana en 1958 junto a sus dos hijos y familia y de inmediato se dedicó a la enseñanza del francés en nuestros planteles escolares.

Jacques Viau, hizo vida común con los poetas y artistas que caminaban por la calle Él Conde y tertuliaban en las cafeterías. El estuvo en "Arte y Liberación", un grupo dirigido por el gran pintor Silvano Lora, que en el patio del viejo ayuntamiento daba recitales de contenido social.

Jacques era sensible y de un espíritu cultivado. Era un haitiano que amaba profundamente a su país y rechazaba la dictadura. Era un haitiano que dijo: "nadie que no sea joven habitará esta isla un día". Era un haitiano que dijo: "que un día los hambrientos comprendan que la vida les pertenece / que el callado plañidor de las calles, edifique con lo que sus manos nunca han tocado..."

Cuando llegó abril de 1965, este joven de apenas 22 años, que caminaba la ciudad pequeña con sus cuadernos de poesía, que daba clases en el Liceo Dominicano, con sus grandes ojos claros, con su voz serena, se unió a los jóvenes dominicanos que levantaron trincheras para defender la bandera tricolor.

Y cuando los interventores avanzaron sobre la ciudad rebelde lo encontraron en la primera línea de fuego. Tenía versos y fusil, tenía una voz de amor por el país. Cuando herido vivió horas terribles de agonía, la ciudad que amó marchó marcialmente entonando los himnos de los dos países.

FUENTE: RED DE ENCUENTRO DOMINICO HAITIANO JACQUES VIAU



NADA PERMANECE TANTO COMO EL LLANTO

VII

Hemos ido acumulando corazones en nuestro corazón,
palabras en nuestra voz quebrantada por azadones.
Hemos dejado huellas por todos los caminos
y algunos de nosotros ya no estamos.
Hemos ido de manos con las sombras.
Nuestro andar es un grito estacionado.
Por cada paso, un día que transcurre.
Por cada palabra, mil palabras que vocifera la prole.
Qué será de nosotros después de esta larga travesía?
Poco importan si el mármol o la piedra eternizan
nuestro corazón de húmedo barro.
Nos basta con que nuestra voz perdure en la voz
del amigo, en la del compañero de rutas que nos tendió
la mano cuando se aproximaba la caída.
Hemos llenado muchos de los vacíos que nos legaran.
A otros toca llenar los que nosotros dejamos.
Apenas tuvimos tiempo para remendar la herencia.
Qué corazón irá nuestro corazón a depositarse?
A qué silbido irá nuestro silbo a renovarse?
Nada sabemos,
cumplimos una jornada que empezó antes que nosotros
y que no concluirá con nosotros.

2 comentarios:

Pedro Estudillo dijo...

Hermoso poema y muy sentido. Buena aportación, Ana.
Aunque me hubiese gustado oírtelo recitar a ti.

Hasta pronto.

Equilibrista dijo...

Qué corazón irá nuestro corazón a depositarse?
A qué silbido irá nuestro silbo a renovarse?

me quedo con eso

Vaya historia... y vaya versos...